CARACAS, 22 May. (Reuters/Notimérica) -
Venezuela posee 5.000 misiles tierra-aire de fabricación rusa, según un documento militar revisado por 'Reuters', el mayor arsenal en Latinoamérica de este tipo de arma, que se ha convertido en una fuente de preocupación para funcionarios de Estados Unidos en medio de la creciente agitación en el país.
El Gobierno socialista de Venezuela ha utilizado la amenaza de una invasión "imperialista" por parte de Estados Unidos para justificar la acumulación de armas, muchas provistas por su aliado Rusia durante el mandato del fallecido Hugo Chávez.
Los misiles, que pueden ser operados por una sola persona, representan una seria amenaza para los aviones comerciales y militares cuando vuelan a baja altitud.
Expertos en armas dijeron que desde hace tiempo se teme que los misiles puedan ser robados, vendidos o canalizados a manos equivocadas, preocupaciones exacerbadas por la actual ola de protestas antigubernamentales en el país petrolero.
De acuerdo con una presentación militar venezolana, el país iberoamericano cuenta con 5.000 Sistemas de Defensa Aérea Portátil SA-24 (MANPADS, por sus siglas en inglés), también conocidos como el Igla-S.
El documento proporciona el cálculo más completo hasta la fecha del tamaño del arsenal venezolano. Los registros públicos de armas confirman la mayor parte de las cifras observadas en la presentación militar venezolana.
FAVORITOS DE LOS INSURGENTES
Desplegados por los Estados Unidos y la Unión Soviética en la década de 1960, este tipo de arma se volvió popular entre los grupos insurgentes por ser misiles portátiles, eficaces y relativamente fáciles de operar.
Fue así que Estados Unidos comenzó a destruir arsenales de MANPADS en regiones inestables del mundo. Pero se cree que algunos misiles no registrados en Libia, después de la muerte del exlíder Muammar Gaddafi, han terminado en otras partes de Oriente Medio.
No hay evidencias de que el Estado venezolano haya utilizado o transferido sus MANPADS, pero el director de la CIA (la agencia de inteligencia de Estados Unidos) Mike Pompeo, señaló la semana pasada que los misiles de Venezuela representaban una amenaza de seguridad regional "increíblemente real y seria".
Políticos estadounidenses de derecha, como el senador republicano de Florida, Marco Rubio, han acusado a Venezuela de colaborar con grupos insurgentes, entre ellos el grupo chií libanés Hezbolá y los rebeldes colombianos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El Gobierno venezolano considera que esas afirmaciones son mentiras para justificar una potencial intervención extranjera.
Lo cierto es que Venezuela es el hogar de un próspero comercio ilícito de armas: pistolas, rifles, ametralladoras e incluso granadas están al alcance de cualquiera en el mercado negro y en las violentas cárceles del país.
En el pasado, Colombia también ha acusado a Caracas de armar guerrilleros, y funcionarios del vecino Brasil han expresado preocupación ante la posibilidad de que las bandas de narcotraficantes brasileños estén adquiriendo arsenales de Venezuela.
PREOCUPACIONES DE EEUU
Los MANPADS, parecidos al sistema Stinger usado por Estados Unidos, fueron comprados hacia el final del mandato del difunto presidente Chávez.
"No queremos guerra", dijo Chávez en el 2009, mientras decenas de soldados marchaban frente a él exhibiendo el armamento sobre sus hombros. "Pero estamos obligados a capacitarnos y tener una Fuerza Armada cada día mas entrenada, mejor capacitada, mejor equipada, para asegurar la soberanía de este gran territorio", aseguró.
Rusia le prestó a Venezuela 4.000 millones de dólares para comprar armas cuando Chávez visitó Moscú en 2010. No está claro si los misiles MANPADS fueron parte de este acuerdo.
En 2009, la entonces Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, pidió al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que detuviera la venta de MANPADS a Venezuela debido a preocupaciones sobre la gestión de su arsenal, según mensajes filtrados por WikiLeaks.