Recalca que "en ningún país civilizado se permite hacer política dependiendo de una organización terrorista"
MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha defendido el reciente cese de tres alcaldes es un partido prokurdo por sospechas de "terrorismo" y ha recalcado que "en ningún país civilizado se permite hacer política dependiendo de una organización terrorista".
"Esta actitud es motivo de cierre de partidos políticos y la apertura de procesos judiciales para los implicados en estos actos cuando están en política, también en Europa", ha sostenido, antes de incidir en que "la principal condición para la democracia es rechazar la violencia".
Así, ha manifestado que "las puertas para la política civil están totalmente abiertas en este país", si bien ha afirmado que "no se puede esperar tolerancia con los que son marionetas de una organización separatista", en referencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Erdogan ha cargado contra el grupo armado por "extender sus manos ensangrentadas desde Qandil --una zona montañosa de Irak donde el PKK cuenta con numerosas bases-- hacia los gobiernos locales (en Turquía)", al tiempo que ha denunciado que algunas alcaldías son gestionadas por "personas desconocidas nombradas por la organización para servir a la organización terrorista".
"Nunca permitiremos la transferencia de recursos legales destinados a las alcaldías a partir de los impuestos pagados por la gente para que acaben en manos de terroristas", ha zanjado el mandatario, tal y como ha recogido la agencia estatal turca de noticias, Anatolia.
Las palabras de Erdogan llegan después de que las autoridades turcas cesaran la semana pasada a tres alcaldes del prokurdo Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM) a los que acusa de "terrorismo" por supuestos lazos con el PKK, en medio de las declaraciones desde el Gobierno a favor de impulsar un proceso de diálogo con el grupo armado.
La decisión fue anunciada después de que Ankara asegurara haber "neutralizado" a cerca de 200 presuntos miembros del PKK y grupos vinculados a la formación en sus bombardeos contra Irak y Siria tras el atentado perpetrado en la capital turca, Ankara, que dejó cinco muertos, horas después de que el encarcelado líder del PKK, Abdulá Ocalan, recibiera la visita en la prisión de Imrali en cerca de cuatro años y medio.
El Gobierno turco y el PKK, un grupo fundado en 1978 que se alzó en armas seis años después, ya iniciaron en 2013 un proceso de conversaciones de paz, si bien se derrumbaron en 2015 y se vieron seguidas por un estallido de enfrentamientos en las zonas de mayoría kurda en el sureste del país, lo que provocó una reactivación del conflicto.