Actualizado 01/12/2014 23:35

Tabaré Vázquez, el artífice de la izquierda uruguaya, logra un segundo mandato

Tabaré Vázquez saluda tras su victoria
Foto: STRINGER URUGUAY / REUTERS

MONTEVIDEO, 1 Dic. (Reuters) -  

   Tabaré Vázquez, la amalgama de la izquierda en Uruguay, asumirá por segunda vez la presidencia del país al que ayudó a crecer económicamente con retos muy diferentes a los del pasado: mejorar la educación, la salud y la seguridad.

   El candidato del Frente Amplio logró centralizar otra vez el apoyo de las diversas agrupaciones que integran el partido, una coalición de distintas tendencias que participó por primera vez en las elecciones de 1971 y años después fue duramente perseguida por la dictadura militar (1973-1985).

    Y venció en segunda vuelta el domingo con al menos el 53 por ciento de los votos a su rival conservador Luis Lacalle Pou, según conteos rápidos de encuestadoras privadas.

    Tranquilo y de trato afable, su estilo contrasta con el del popular y agudo presidente José Mujica, a quien le entregó la banda presidencial en el 2010. Algunos lo consideran autoritario pero a la vez un gobernante que da resultados.

    Mujica, que en su Gobierno aprobó el matrimonio homosexual, el aborto y la legalización del cannabis, no puede ser reelecto porque la Constitución uruguaya solamente permite mandatos no consecutivos. Ahora le devolverá el favor a Vázquez al entregarle el poder el 1 de marzo.

    "Tabaré fue un presidente y un intendente eficiente, ese es su mejor activo", dijo un ex funcionario de su Gobierno bajo condición de anonimato. "Él aporta la seriedad a la gestión que quizás uno ve que le falta a Mujica, que viene y va, o toma una decisión ahora y después ve qué hace", agregó.

    Metódico y organizado, Vázquez, de 74 años, ha dejado antecedentes de ser un administrador eficiente desde su gestión en el Gobierno capitalino (1990-1995).

   "Puedo decir que es un excelente político, ejecutivo en el mando y por sobre todas las cosas una buena persona", dijo Miguel Machado, un amigo de su infancia que, al igual que Vázquez, presidió el Club Atlético Progreso de fútbol de la segunda división en Montevideo.

    Vázquez se propone esta vez poner en el centro de su eventual gestión elevar el nivel de la deteriorada educación en un país que en la década de 1950 tenía niveles del mundo desarrollado y fue uno de los pioneros en América Latina en establecer la educación gratuita y obligatoria.

   Para lograrlo, propone subir su presupuesto de un 4,5 a un 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que dependerá en gran medida de un nuevo impuesto a las grandes extensiones de tierra que prometió aplicar a los hacendados.

NO FUMAR

   El candidato, hijo de un sindicalista de la única refinería de petróleo del país, de origen humilde, es el prototipo de quien empezó de abajo, logró estudiar en la universidad estatal y llegó a ser un profesional exitoso.

   Padre de cuatro hijos y criado en un barrio de trabajadores en Montevideo, movió las estructuras del país al implementar una ley antitabaco por la cual Philip Morris presentó una demanda internacional que sigue en proceso.

   En las elecciones del 2004 se convirtió en el primer presidente de izquierda de Uruguay rompiendo con la hegemonía de los partidos tradicionales y tras una aguda crisis económica en el 2002 que dejó altos niveles de desempleo y pobreza.

   La economía uruguaya ha promediado una expansión de casi el 6 por ciento anual en los últimos diez años y tiene los niveles más bajos de desempleo e indigencia desde que comenzaron las mediciones.

   En su segundo mandato, Vázquez aspira a profundizar las políticas sociales que han sido la base del capital político del Frente Amplio, pero además tendrá el desafío de recomponer sus relaciones con Argentina, un país clave para la pequeña economía uruguaya.

   Vázquez tuvo áridos enfrentamientos con el entonces presidente Néstor Kirchner, fallecido esposo de la mandataria Cristina Fernández, por la instalación de una planta de celulosa sobre el río Uruguay, limítrofe entre ambas naciones.

   En 2011, cuando ya había dejado la presidencia, confesó que en los peores momentos del conflicto pidió ayuda al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lo que le valió una lluvia de críticas. Entonces amagó con retirarse de la política.

   En lo que tiene que ver con reformas progresistas, el ex presidente vetó la despenalización del aborto a la postre aprobada con Mujica. Ahora advierte que vigilará la nueva ley sobre producción y comercio de marihuana, que ha tenido problemas de implementación por la falta de antecedentes.

   A Vázquez, supuesto integrante de la masonería desde hace unos 20 años, le preocupa el impacto de la nueva normativa sobre la inseguridad, uno de los temas que más le critican los uruguayos al Frente Amplio, además de los altos impuestos.

   Vázquez ha dicho además que buscará los caminos para una mayor apertura comercial y ha criticado las trabas que imponen los socios del bloque del Mercosur para que sus miembros firmen tratados bilaterales exclusivos con otras naciones.

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