BOGOTÁ, 25 Ago. (Colprensa/Notimérica) -
El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y o ya han llegado a un acuerdo final. Los próximos pasos en el proceso dependerán del resultado del plebiscito para la paz, y si este es positivo, del cumplimiento de cada una de las cosas acordadas para que realmente se dé esa paz estable y duradera prometida en La Habana.
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Se ha dicho que este es un acuerdo novedoso que está dejando un precedente histórico e importante para el mundo en materia de negociaciones con grupos armados y, para algunos opositores, que lo convierten en un paquete de promesas que posiblemente no se cumplirán.
Poner a las víctimas en el centro de las discusiones, involucrar a todos los actores del conflicto armado en el proceso de justicia transicional, tratar de contar la verdad de todo lo que se ha vivido en los últimos 50 años, cerrar las brechas sociales que existen en el país y ha sido el principal argumento de existencia del grupo guerrillero, son algunas de los aspectos en lo que se ha trabajado en más de cuatro años.
Pero para el columnista y profesor John Mario González, pese a que el escepticismo rodea las esperanzas de esa tan repetida palabra paz, lo que hay que destacar es que los acuerdos son realistas.
"Yo creo que la agenda, es una agenda realista, es una agenda cumplible, eso es una de las virtudes del proceso de paz. Entonces, en general todos los puntos son ejecutables, en especial por ejemplo, el punto de participación política", afirma.
Sin embargo, como lo han dicho los mismos negociadores, el camino de la construcción de paz que viene no será fácil, y más por aspectos burocráticos y por los recursos que se necesitan para llevar todo a cabo.
LAS PROMESAS DEL ACUERDO FINAL
El trabajo de la mesa de negociación tocó en sus seis puntos de trabajo muchos aspectos de la vida del país, empezando por el desarrollo rural. En el acuerdo como tal se espera que en 10 años se erradique toda la pobreza extrema y se reduzca en un 50 por ciento la pobreza del campo.
En este sentido, se espera la creación de un Fondo de Tierras para quienes no tienen y la formalización de las propiedades, la actualización del catastro rural y la creación de una Jurisdicción Agraria para diriminir los problemas. Así como la garantía de todos los derechos, infraestructura, accesos a vías de comunicación, entre otras cosas que colaborarían con la reducción de pobreza.
Para González, es precisamente este punto uno de los más difíciles: "El agrario, el de cultivos ilícitos, el de víctimas, son los más difíciles de cumplir, porque van a encontrarse la muralla de la burocracia. Por ejemplo el Fondo de Tierras, habría que ver cuántas hectáreas el gobierno se compromete a aportar".
En materia de los cultivos ilícitos, el acuerdo y las medidas que se llevan a cabo propenden por promover la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito, para lo que ya hay un plan piloto en la ciudad de Antioquia.
La dificultad es que realmente debe haber un seguimiento constante en el apoyo de los proyectos productivos, dado que experiencias parecidas han terminado mal por el abandono en el proceso y se debe trabajar de la mano con las comunidades, especialmente porque los cultivos ilícitos ya se han convertido en toda una cultura.
Sobre esto, señala González que "ese compromiso de concertar con las comunidades, la sustitución de cultivos ilícitos, porque la dinámica que está reinando ahora en las regiones es que los cultivadores están aprovechando ese deseo de consenso del gobierno para oponerse a la erradicación manual de cultivos ilícitos".
En el aspecto de víctimas, el acuerdo plantea la reparación que se basa, entre otras cosas, en actos tempranos de reconocimiento de responsabilidad; reparación colectiva en el fin del conflicto; restitución de tierras; procesos colectivos de retornos; rehabilitación psico-social. Además, se incluye todo lo del Tribunal de Paz.
En este punto se encuentra la Comisión de la Verdad, en donde se espera que todos cuenten su versión del conflicto armado. Serán relatos fuertes, y seguramente, gradualmente la historia irá tomando varios colores porque las versiones de todos los actores se encontrarán, o al menos así se espera.
Además, la justicia transicional se desarrollará desde la declaración de los delitos de cada persona. Esto primero implica que realmente haya una disposición de los victimarios para aceptar sus responsabilidades; y si no declaran por completo sus crímenes no tendrán beneficios.
Para ello se espera un largo trabajo para todo un nuevo sistema de justicia, que como todo lo nuevo no será fácil, y las dificultades saldrán con cada paso que se de.
NO TODO SE VA A CUMPLIR EN UN CIEN POR CIEN
Para el profesor de la Universidad Externado de Colombia, Frederic Massé, hay que tener en cuenta cómo han sido otros procesos de paz en la historia, y sobre todo tener una visión realista sobre lo que sucederá teniendo en cuenta que realmente lo importante es que se cumplan los objetivos fundamentales del acuerdo de paz.
"Hay que ser conscientes de que no todo se va cumplir en un cien por cien. Lo importante es que se cumplan los puntos fundamentales, seguramente el acuerdo también se reinterpretará, se renegociará, lo que no significa que se reescriba. En la implementación de un acuerdo de paz, siempre se renegocian algunas cosas, obviamente de común acuerdo entre las partes", explica.
Como González, Massé afirma que el punto de la reforma rural y el de la sustitución de cultivos, que contienen reformas a largo plazo son los más difíciles de cumplir; así como el tema de la participación política, dado que no se garantiza que en 10 años las FARC haya logrado mantenerse como movimiento político.
Asimismo, dice que lo más seguro es que los tiempos pactados entre las partes no se cumplan: "Yo sí creo que en un acuerdo de paz es muy difícil cumplir con los calendarios que se han propuesto, por eso es importante que haya un margen de maniobra".
A eso también se suma que debe haber una total disposición para solucionar los inconvenientes que seguramente se presentarán en el proceso, y ahí, dice, seguramente el trabajo de Naciones Unidas será fundamental.
Y sobre las armas, su posición no difiere mucho, pues piensa que si aun las FARC llegan a entregar la totalidad de las mismas, fácilmente en unos meses se pueden volver a armar por completo. En este aspecto, el reto es mantenerlos en la posición de que no lo hagan.
"No conozco ningún proceso de paz en que los actores armados hayan entregado la totalidad de las armas. Siempre van a guardar armas por razones de garantías. El problema no es tanto cuántas armas entregan, o cuántas van a guardar. El problema es generar las condiciones para que aunque tengan armas armadas no tengan la tentación de reutilizarlas", concluye.