LIMA, 12 Abr. (Notimérica) -
Esta semana, los días 13 y 14 de abril, se celebrará la VIII Cumbre de las Américas en Lima (Perú) reuniendo a 35 Jefes de Estado y de Gobierno de los países independientes de América, incluyendo entre ellos a los Estados Unidos, Canadá y Cuba.
La celebración de estas reuniones, que no tienen carácter resolutivo, está enfocada a la discusión diplomática y/o comercial de problemas y hechos de relevancia ocurridos en la región, considerándose estos así cuestiones de importancia a nivel continental.
Ejemplo de ello fue la celebración de la I Cumbre Extraordinaria de las Américas, formada para tratar la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y reducir de manera gradual las barreras arancelarias de todos los países de la región --a excepción de Cuba--, tratando de erradicar la pobreza y la discriminación, garantizando el desarrollo sostenible y protegiendo el medio ambiente.
HISTORIA DE LAS CUMBRES
Aquella primera sesión estuvo organizada por el presidente estadounidense Bill Clinton en diciembre de 1994. Además de la discusión sobre el ALCA, se aprobaron 59 mandatos y la Declaración de Principios de esta Cumbre estableció un pacto para el desarrollo y la prosperidad basados en la conservación y el fortalecimiento de la comunidad de las democracias de las Américas, recoge la Organización de Estados Americanos (OEA).
La historia de las cumbres ha marcado que cada una de ellas posea un eje central a discutir, incluso que algunas de ellas hayan sido convocadas por la proliferación de problemáticas concretas. En el año 1996 se celebró la Cumbre Extraordinaria de las Américas sobre el Desarrollo Sostenible, iniciativa presentada en Miami por el entonces presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, y que por tanto tuvo lugar en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
Los objetivos de esta cumbre fueron establecer una visión común de los conceptos de desarrollo sostenible, emanando 98 mandatos concentrados en la salud, la educación, la agricultura sostenible y la forestación, entre otros. Pero fue la inclusión de los aspectos económico, social y ambiental dentro del desarrollo sostenible el logro más importante de aquella reunión.
Por otro lado, la Declaración y Plan de Acción de la III Cumbre de las Américas, celebrada en Québec (Canadá), constituyó una agenda para las Américas para los cuatro años siguientes. Asimismo, se desarrolló la preparación de la Carta Democrática Interamericana, la cual reforzó los instrumentos de la OEA para defender activamente la democracia representativa y fue aprobada en 2001 en un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA.
El crecimiento de los niveles de pobreza en la región y el cambio de liderazgo en los gobiernos de las Américas llevaron a la convocatoria de la Cumbre Extraordinaria de las Américas de Monterrey (México) en enero de 2004. Los gobiernos firmaron la Declaración de Nuevo León, que concentró la atención en el crecimiento económico con equidad para reducir la pobreza, el desarrollo social y la gobernabilidad democrática.
Tan solo un año más tarde, la IV Cumbre de las Américas estuvo centrada en los principios de libertad, justicia, seguridad y protección social, enfocándose principalmente en la creación de empleo, la formación de la fuerza laboral y la promoción de la iniciativa privada. Organizada por el presidente argentino Néstor Kirchner, se celebró en Mar de Plata (Argentina) en 2005.
En esta ocasión la Cumbre fue ampliamente resistida por la polémica invitación al presidente George W. Bush, al punto de organizarse paralelamente una anti-cumbre y un denso operativo de seguridad en la ciudad para manejar los disturbios.
Hasta casi cuatro años más tarde no se celebró la siguiente Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en Puerto España (Trinidad y Tobago). Aquella ocasión tuvo como tema central la crisis económica. Esta sesión reunión una gran expectativa por parte de los líderes regionales con respecto a las políticas regionales de Barack Obama. De hecho, uno de los puntos más importantes anunciado fue la eliminación del embargo contra Cuba, quedando a la espera de que Estados Unidos aliviara su embargo a la isla.
La Cumbre realizada en Cartagena de Indias (Colombia) en 2012 dejó sin representación a Ecuador y Nicaragua, pues sus presidentes Rafael Correa y Daniel Ortega mostraron su negativa a las mismas mientras existiera el internacional rechazo de los países dominantes (Estados Unidos y Canadá) hacia Cuba. Igualmente faltaron a la cita el fallecido Hugo Chávez y el presidente de Haití Michel Martelly por motivos de salud.
La VI cumbre fue la última en la que las Américas no estuvieron representadas en su totalidad. En 2015, la VII Cumbre de las Américas, celebrada en Ciudad de Panamá, acogió la presencia por primera vez del jefe de Estado de Cuba, Raúl Castro. La intención de los miembros de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) --Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba-- de boicotear el evento de no estar presente Cuba acabó por forzar la invitación a La Habana.
El 11 de abril de 2015 se produjo, después de 50 años, el primer encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro respectivamente. Un momento histórico que significó un paso en la normalización de las relaciones entre ambas naciones hasta la llegada de la Administración Trump. Igualmente, esta cumbre estuvo protagonizada por la denuncia de la "alteración democrática" de Venezuela por parte de 26 expresidentes y por la entrega de Nicolás Maduro de una lista de firmas contra el decreto que declaraba a Venezuela una "amenaza extraordinaria a la seguridad nacional estadounidense", emitida meses antes.
¿UTILIDAD?
Sin embargo, las dos últimas ediciones de la Cumbre de las Américas finalizaron sin, siquiera, una declaración conjunta. De esta manera, se pone en duda la productividad de estos encuentros de cara a la firma de acuerdos materiales, sin embargo, expertos defienden la importancia simbólica de las cumbres.
El analista internacional Carlos Novoa asegura que el simple hecho de que los mandatarios se reúnan ya tiene que considerarse como un logro, además de mencionar la relevancia de la coordinación de agendas en común y las reuniones entre mandatarios y delegaciones. "Así no haya un consenso final, estas cumbres sirven para conocer la posición de los países respecto a tal o cual tema y para coordinar entre países", ha indicado el profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú Óscar Vidarte, indicaba a 'CNN'.
Del mismo modo, expertos coinciden en lo que han llamado "termómetro continental". El término hace referencia al hecho que representa tener a las máximas autoridades políticas en un mismo lugar, algo que permite conocer hacia dónde va cada gobierno, quiénes coinciden entre sí y quiénes no lo hacen. Claro ejemplo de ello es la invitación en 2015 de Cuba, fuera por presión o no de los miembros del ALBA, o la negativa de este año a la participación de Venezuela por parte de la mayoría de países.
Igualmente, podría considerarse una muestra de no interés o de cambio de proyección política exterior la no presencia de Donald Trump en la cumbre de este año, que sería la primera vez que visitaría América Latina como presidente de Estados Unidos. Tal y como ha indicado, no acudirá a la Cumbre de las Américas de Lima para poder "supervisar la respuesta a Siria" en referencia a la problemática con Rusia. Además, ha comunicado que no viajará a Bogotá, tal y como estaba previsto en un primer momento, por la misma razón.