RÍO DE JANEIRO, 19 Ago. (Notimérica) -
Cientos de miles de brasileños salieron a las calles el pasado domingo para gritar contra el Gobierno de Dilma Rousseff y la corrupción, ¿pero cómo son realmente? Según un estudio realizado a pie de calle en la Avenida Paulista de São Paulo los manifestantes son de clase alta y conservadores, pero no tan liberales como los convocantes de la protesta, que pregonan un Estado mínimo como solución a los males de Brasil.
El estudio corrobora lo que ya se percibe a simple vista en las protestas: la mayoría de los manifestantes son blancos (73,6%) -en una sociedad multirracial como la brasileña solo hubo un 5,7% de negros--, de clase media-alta (el 28,9% tiene una renta familiar de hasta 4.500 dólares) y con enseñanza superior completa (65,4%). Pero los datos van más allá y cuestionan algunas creencias instaladas sobre este tipo de manifestante.
Una de las autoras del estudio, la doctora en Ciencias Sociales y profesora de la Universidad Federal de São Paulo Esther Solano ha explicado a Notimérica que uno de los propósitos de la encuesta era "deconstruir" la idea de que los manifestantes ven únicamente al Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) como el principal foco de corrupción.
Y es que aunque la gran mayoría de los encuestados (89,6%) considera a Rousseff corrupta, tampoco se escapan los políticos de su principal aliado, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB); para el 93,8% el presidente del Senado, Renan Calheiros, es corrupto, y el 70,9% piensa lo mismo del presidente de la Cámara, Eduardo Cunha. Los dos se han visto salpicados en el escándalo de Petrobras, pero en las manifestaciones apenas se veían pancartas en su contra.
Los manifestantes también critican los casos de corrupción protagonizados por el principal partido de la oposición, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuyo líder, Aécio Neves, participó en la marcha de Belo Horizonte; el 87,4% cita como "grave" el escándalo del metro de São Paulo, y hasta un 80% también critica el conocido como 'Mensalão tucano'.
LA MINORÍA GOLPISTA
Aunque parte de los manifestantes salieron a la calle con pancartas a favor de una intervención militar tan solo el 13% de los encuestados estaría a favor de esta opción como salida a la crisis política, lo que no quita, según Solano, que sea "muy peligrosa" la naturalidad con la que estos grupúsculos golpistas se mezclan sin problemas entre una mayoría que tiene ideales democráticos.
"Los mismos que se llevaban las manos a la cabeza cuando los 'black blocs' rompían un banco consienten que se pida un golpe militar", dice Solano, en referencia a las manifestaciones de junio de 2013, donde hubo incidentes aislados protagonizados por grupos filoanarquistas.
El líder de una de las organizaciones convocantes de las marchas contra Rousseff, Kim Kataguiri, del Movimento Brasil Livre, asegura con frecuencia que el principal problema de Brasil es que tiene un Estado hinchado y que desgraciadamente no hay ningún partido con un ideario liberal dispuesto a adelgazar la infraestructura pública, pero según este informe la mayoría de manifestantes no está del todo de acuerdo con esta afirmación.
Y es que la inmensa mayoría de los encuestados creen que el Estado tiene que proveer de educación a todos los brasileños (92,3% a favor) y de sanidad pública (88,6%), aunque cuando son preguntados en concreto por planes del Gobierno, como el proyecto 'Mais Médicos', que ha llevado atención sanitaria a las regiones más aisladas y desfavorecidas, el 74,8% dice estar en contra. Esto, según Solano, se explica por el componente elitista de una clase media y alta que se siente amenazada "y porque el 'antipetismo' pasa por encima de todo".
LA PERIFERIA TAMBIÉN ESTÁ DESCONTENTA
El descontento con Rousseff es generalizado en Brasil entre todos los estratos sociales, y la presidenta ya es la más impopular de la democracia, pero en las manifestaciones del domingo salió a la calle un perfil de ciudadano muy concreto: blanco, conservador y acomodado. ¿Dónde están los habitantes de las favelas?.
"La periferia también está muy descontenta. Pero ¿cómo alguien de clase baja va a ir a una protesta de este tipo?. Se sentiría totalmente excluido. ¿Cómo hablar de 'impeachment' en los suburbios? Son pautas que no tienen nada que ver con lo que pasa en esos barrios, son universos paralelos. Es un tipo de manifestación que excluye mucho. Si eres de mi grupo, bienvenido, si no, te vas a sentir rechazado", comenta Solano.
El estudio, para el que se hicieron 405 entrevistas, ha sido coordinado por Solano, por el profesor de Gestión de Políticas Públicas de la Universidad de São Paulo (USP), Pablo Ortellado, y por la investigadora de la fundación norteamericana Open Society Lucia Nader.