BUENOS AIRES, 13 Oct. (Reuters/Notimérica) -
El candidato oficialista en Argentina Daniel Scioli, que se presenta como el favorito para las elecciones generales que tienen lugar en Argentina este 25 de octubre, tendrá que aceptar la enorme influencia de la mandataria saliente Cristina Fernández de Kirchner si logra proclamarse vencedor.
Scioli, que ha tardado en obtener el apoyo de la presidenta, está considerado más liberal en cuestiones económicas que la mandataria. Sin embargo, con su respaldo el candidato oficialista obtiene también el 30 por ciento de los votos del núcleo duro de los seguidores de Fernández de Kirchner; algo que limitaría su margen de maniobra.
Como un equilibrista, Scioli camina al frente de los sondeos a 10 días de las elecciones tratando de conservar el apoyo del 'kirchnerismo', que teme que abandone su programa de centroizquierda si gana, y de seducir a quienes están cansados del estilo frontal de la presidenta y su intervencionismo económico.
Para asegurarse una victoria, Scioli intenta mostrar autonomía respecto de la mandataria, con la que ha tenido encontronazos desde que él fue vicepresidente de su marido y antecesor, Néstor Kirchner.
El entonces mandatario lo hizo a un lado al considerarlo interlocutor de un grupo empresarial y Fernández de Kirchner ha llegado a ignorar y desairar al estoico Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral argentino.
Aunque ella es más popular que cualquiera de los candidatos --en gran medida por el alto nivel de empleo y los planes de asistencia social que han ayudado a millones de argentinos-- no puede aspirar a un tercer mandato consecutivo y, pese a los roces, Scioli es su mejor apuesta para la continuidad.
SCIOLI LIMA ASPEREZAS
Si bien ha intentado despegarse un poco de Fernández de Kirchner durante su campaña, Scioli también ha evitado temas incómodos para la presidenta como el de las cuestionadas estadísticas oficiales y las estancadas negociaciones con acreedores de deuda impaga.
Además, casi no ha tocado problemas sensibles como el de los costosos subsidios que sofocan las finanzas y las alicaídas reservas del Banco Central.
"Hay temas sobre los que aún no podemos hablar. No podemos tocar todos los temas", dijo una fuente del equipo de Scioli, que propone un "cambio gradual" para resolver los percances de un país que tiene la economía estancada y una alta inflación.
Scioli, un tenaz ex corredor de motonáutica de familia adinerada, que perdió un brazo en un accidente durante una competencia, es conciliador y tiene un temperamento diferente al de Fernández de Kirchner, dueña de una enérgica retórica que reivindica a los sectores populares y fustiga a los mercados.
LA BAZA DE LA OPOSICIÓN
Algunos representantes del 'kirchnerismo' sugirieron recientemente que la presidenta podría regresar al poder en cuatro años, y la oposición intentó sembrar la duda sobre si la presidencia estaría en manos de Scioli o de Fernández de Kirchner en caso de que el gobernador gane las elecciones.
"Voy a ejercer en plenitud, como lo hice siempre, todas mis facultades constitucionales", aseguró Scioli a Reuters en respuesta a las dudas, días después de explicar que la presidenta saliente será respetuosa de las instituciones.
Aunque Scioli no es tan carismático como Fernández de Kirchner, y hay dudas de que pueda tener iniciativa propia, eso no parece haberlo afectado en las encuestas.
La mayoría de los sondeos muestran a Scioli cerca de ganar en la primera vuelta y evitar un balotaje en el que los opositores, el líder de centro-derecha Mauricio Macri y el ex peronista Sergio Massa podrían poner en riesgo su victoria.
LAS METAS DE SCIOLI.
Aunque no ha ofrecido muchos detalles, Scioli ha prometido atraer inversiones por 30.000 millones de dólares al año, destinados en parte a la explotación de petróleo y gas no convencional y al sector agropecuario, claves en la tercera economía latinoamericana.
El monto ronda el nivel anual de inversión extranjera directa que recibe México, un país con una economía más de dos veces mayor a la argentina, menos regulada, con más acuerdos de libre comercio y con el triple de población.
Si aspira a eso, varios economistas advierten que Scioli deberá antes cerrar un trato con los fondos de inversión --conocidos popularmente como 'fondos buitre'-- que reclaman en la justicia de Estados Unidos la deuda no cancelada tras una multimillonaria cesación de pagos en el 2002.
El litigio con los fondos, que obtuvieron el año pasado un fallo favorable en Nueva York, alejó al país de los mercados internacionales de crédito, aunque el Gobierno ha sido rígido a la hora de negociar.
"No haber acordado nos terminó generando mayores problemas", reconoció la semana pasada en Nueva York el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, un cercano colaborador de Scioli.
Más allá de este pleito, todos los especialistas coinciden en que la única manera de que Scioli garantice su continuidad en el poder es resolviendo los problemas que mantienen estancada a Argentina, un país con un fuerte sistema presidencialista.
"Si a Scioli le va bien, a todos nos va bien. Si le va mal, a todos nos va mal", reconoció una de las fuentes del Gobierno. "Cristina volverá en la medida que sea necesario", agregó, en alusión a la posibilidad de que Scioli se desvíe del programa 'kirchnerista'.