MADRID, 17 Dic. (Notimérica) -
Después de cinco años, las autoridades cubanas han puesto en libertad al antiguo subcontratista estadounidense de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) Alan Gross, que fue detenido en 2009 en la isla, mientras que los tres espías cubanos que permanecían presos en Estados Unidos también han sido excarcelados, y ya han llegado a La Habana, según ha informado Raúl Castro.
El caso de Gross ha minado las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que hasta la fecha han sostenido versiones completamente distintas de la labor que llevaba a cabo el contratista estadounidense en la isla cuando fue detenido. Pero, ¿sabemos quién es Gross?.
El estadounidense, de 65 años, tiene una esposa y dos hijas. Estudió Trabajo Social en la Universidad de Maryland y en la Universidad Comunitaria de Virginia y en 2001 fundó el Centro de Desarrollo Conjunto de Negocios para ayudar a conectar a los países en desarrollo a través de Internet.
A fines de marzo de 2009, Gross llegó a La Habana contratado por la empresa Development Alternative Inc (DAI), que a su vez era subcontratada por la USAID para su programa de desarrollo de Internet en la isla.
En aquellos años, la utilización de contratistas era entonces una modalidad que Washington solía usar en varios países como Afganistán para cumplir misiones civiles, de seguridad, militares e incluso de inteligencia.
Un tribunal en Cuba condenó a Gross en marzo de 2011 a 15 años de prisión, tensando aún más las relaciones entre Washington y La Habana. Según las autoridades cubanas, Gross formaba parte de un plan subversivo del Gobierno de Estados Unidos basado en crear dentro de Cuba redes de comunicación satelital que escaparan fuera del control de las autoridades de la isla.
Según los tribunales cubanos, las pruebas "demostraron la participación directa del subcontratista norteamericano en un proyecto subversivo del Gobierno de Estados Unidos para tratar de destruir la Revolución" promoviendo "planes desestabilizadores".
Sin embargo, la versión oficial de Washington siempre fue que Gross se encontraba en La Habana para ayudar a la comunidad judía a conectarse con otras comunidades judías fuera de su país. No obstante, la Agencia Telegráfica Judía precisó en su momento que los principales grupos judíos de Cuba desmintieron conocer a Gross y su programa.
Antes de la sentencia que condenó a Gross a 15 años de cárcel, el subcontratista estuvo arrestado 14 meses sin que se conocieran los cargos en su contra.
En un principio, se consideró que Cuba iba a usar el proceso para arrojar luz sobre las actividades estadounidenses en la isla, pero finalmente no se permitió a la prensa extranjera entrar a presenciar el juicio.
LA LUCHA POR LA LIBERTAD
Gross comenzó una huelga de hambre el pasado 3 de abril como protesta por el tratamiento al que le sometían tanto el Gobierno de Cuba como el de Estados Unidos.
"Estoy ayunando en protesta contra las mentiras, los engaños y la inacción de ambos gobiernos, no solo en cuanto a su responsabilidad compartida por mi detención arbitraria, sino además por la ausencia de cualquier esfuerzo razonable o válido para resolver esta situación vergonzosa", declaró a través de un comunicado.
La mujer del subcontratista, Judy Gross, que ha solicitado durante estos años en repetidas ocasiones la liberación de su marido, a principio de este mes rogó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que actuara para conseguir su liberación, antes de que fuera "demasiado tarde".
Según Judy Gross, el ex subcontratista había decidido que "no soportaría otro año como prisionero en Cuba" y temía que su marido no pudiera resistir más, ya que desde el paso mes de julio el estadounidense se había despedido de su esposa y de su hija y había rehusado verlas nuevamente como prisionero.
"Ya basta. Mi marido ha pagado un precio terrible por servir a su país y su comunidad", expresó Judy Gross en un comunicado distribuido por el abogado de la familia en Estados Unidos.
Gross también se había negado a recibir visitas del personal de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, en protesta por la falta de acción por parte del Gobierno para obtener su liberación.
El Gobierno en La Habana sugirió tratar la situación de Gross en un diálogo que contemplara también la suerte de tres agentes cubanos presos que cumplían condena en cárceles estadounidenses, pero Washington se había negado hasta ahora a negociar un intercambio de detenidos.
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