Descarta ser candidato para 2026: "Hay maneras más sencillas de suicidarse"
Considera que Castillo hizo "tonterías indignas de un presidente" y no tuvo "la menor idea" de conducir el país
MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Perú Fernando Sagasti (2020-2021) ha expresado su malestar con la clase política de su país, afirmando que no sólo "no tienen el conocimiento necesario para ejercer eficazmente el poder", sino que además han hecho del Congreso un espacio en el que luchar por sus propias "ambiciones" personales.
"Perú es un país que está acostumbrado a un cierto grado de inestabilidad" y "tenemos pésimos políticos y pésimos presidentes", ha dicho Sagasti, uno de los pocos mandatarios que no ha pasado por la cárcel, o no ha sido investigado.
"No están a la altura de los desafíos y no priorizan el bien común", ha lamentado Sagasti en una entrevista para Europa Press a su paso por el Imperial Springs International Forum (ISIF), foro organizado por Club de Madrid, del que el expresidente es miembro, y que tiene lugar por primera vez fuera de China.
Sagasti ha incidido en que la clase política peruana no tiene ni el conocimiento necesario para ejercer eficazmente el poder ni la "autoridad política" y ha abogado por "cambiar" a los diputados en lugar de reformular el Congreso, en el punto de mira por su capacidad para entorpecer la labor de gobiernos y presidentes.
No obstante, para el expresidente peruano, "el problema" no es cambiar el papel del Congreso, sino poner especial atención en el "abuso" y la "distorsión" que han cometido los congresistas "modificando leyes de manera arbitraria" para conseguir que la Cámara esté por encima de otras instituciones.
CREE QUE BOLUARTE ACABARÁ SU MANDATO A PESAR DE LA CRISIS
Sagasti remplazó en noviembre de 2020 de manera transitoria a Manuel Merino, que apenas cinco días después de tomar posesión presentó su dimisión debido a las muertes de manifestantes en las protestas contra el Gobierno, y que a su vez sustituía a Martín Vizcarra tras su moción de censura.
Un periodo de apenas ocho meses y del que ha sacado pecho en su entrevista con Europa Press, lamentando que los "logros" de aquel periodo --entre ellos la gestión de la crisis del coronavirus-- "simple y llanamente se dejaron de lado en el momento que empezó el nuevo gobierno".
"El país estaba en una situación crítica, no solo por la pandemia, sino por una polarización política, con elecciones a cinco o seis meses del momento en que asumí la Presidencia, crisis económica y la pandemia en todo su esplendor", ha recordado.
Sin embargo, lamenta que aquel periodo no fuera aprovechado por Pedro Castillo, quien cometió "tonterías indignas de un presidente" y no tenía "la menor idea" de cómo dirigir el país. En su última conversación para el traspaso de poder, Sagasti recuerda que "o no escuchaba o no entendía o no quería hacer caso".
En lo que respecta a la actual presidente de Perú, Dina Boluarte, Sagasti no ha entrado a valorar su gestión --una de las más impopulares de la región, según las encuestas--, pues, según ha aclarado, suele evitar "las críticas" a cualquier mandato cuando se encuentra fuera del país.
No obstante, sí cree que acabará su mandato y ha puesto en duda que una convocatoria de elecciones anticipadas fuera a tener ahora algún sentido, como sí cree que hubiera tenido hace un año y medio, poco después de que Boluarte asumiera el poder tras el fracaso estrepitoso del autogolpe de Castillo.
Esa convocatoria de elecciones anticipadas, como él mismo propuso en su momento tal y como ha subrayado, hubiera tenido "clarísimo" sentido entonces ante la posibilidad de establecer un gobierno de transición que "hubiera podido realmente cambiar el rumbo, recuperar las instituciones, poner coto a las ambiciones del Congreso, mantener la institucionalidad y recuperar la confianza de la ciudadanía".
DESCARTA SU CANDIDATURA
De cara a las elecciones de 2026, confía en que "los más de 30 candidatos" que suenan ahora se reduzcan "por lo menos a una media docena" y que cuenten con "un cierto grado de sensatez, de amor al país y de convicción democrática".
Él no será uno de ellos, ha subrayado. No por la inhabilitación de diez años que propone para él la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales por supuesto delito de abuso de poder y nombramiento ilegal para un cargo público cuando renovó algunos mandos de la Policía --denuncia que "no tiene ningún sentido--", sino por su edad.
"Acabo de cumplir 80 años. Hacer una campaña política entre los 80 y los 82, viajando por todo el país, subiendo y bajando, y luego gobernar entre los 82 y los 87, disculpe, pero hay maneras más sencillas de suicidarse", ha ironizado, limitando su papel en futuro gobierno, ha dicho, al de "asesor", o "consejero".
"Lo que necesitamos es una persona humilde, pero con visión, determinación, con capacidad de ejercer los vastísimos recursos de poder que tiene a su disposición (...) se requiere a alguien que conozca el país, que es extremadamente diverso y requiere un tratamiento distinto, diferenciado y respetuoso con todas las regiones de nuestro país y sus poblaciones", ha dicho.
Por otra parte, Sagasti confía en que estos días a su paso por Madrid para participar en el ISIF, se examinen estos "problemas de gobernanza internacional" y cómo procesar un mundo actual "tan complejo" y "fracturado", tanto para los países industrializados como para los países en desarrollo.