MADRID 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
Al menos 16 militares paquistaníes han muerto durante los combates que estallaron este pasado sábado durante un nuevo intento de infiltración de milicianos procedentes desde territorio afgano en la región paquistaní de Jíber Pajtunjua, en el noroeste del país.
El ataque tuvo lugar en la zona de Makeen, en Waziristán del Sur, según ha confirmado la oficina de medios del Ejército en su página web. La infiltración fue repelida por los militares, que acabaron con la vida de ocho asaltantes.
"Se está llevando a cabo una operación de saneamiento en la zona y los autores de este atroz acto serán llevados ante la justicia. Las fuerzas de seguridad de Pakistán están decididas a eliminar la amenaza del terrorismo y los sacrificios de nuestros valientes hombres refuerzan aún más nuestra determinación", ha añadido el Ejército.
Este pasado sábado, y tras confirmar otro militar fallecido en otro intento de infiltración, el Ejército de Pakistán aprovechó para reiterar sus llamamientos a las autoridades talibán que gobiernan la vecina Afganistán para que "cumplan con sus obligaciones e impidan que los terroristas utilicen el suelo afgano para perpetrar atentados terroristas contra Pakistán".
Esta misma semana once milicianos fueron abatidos en tres operaciones militares diferentes en esta misma región. Siete fallecieron en Tank, otros dos en Datta Jel y dos más murieron en el distrito de Mohmand.
En lo que va de año se han contabilizado 1.534 muertos, la gran mayoría en Jíber Pajtunjua y Baluchistán, lo que supone sobrepasar ya la cifra de 1.523 fallecidos de 2023, según datos oficiales paquistaníes.
Las fuerzas de seguridad paquistaníes han llevado decenas de operaciones durante los últimos meses contra el grupo Tehrik e Taliban Pakistan (TTP), conocido como los talibán paquistaníes y responsable de decenas de ataques contra las fuerzas de seguridad desde que diera por roto el alto el fuego en noviembre de 2022.
El grupo TTP, que difiere de los talibán afganos en asuntos organizativos pero sigue la misma interpretación rigorista del islam suní, aglutina a más de una docena de grupos de militantes islamistas que operan en Pakistán, donde han matado a unas 70.000 personas en dos décadas de violencia.