OSLO, 8 Jul. (Reuters/EP) -
Noruega, país que ejerce en calidad de mediador, ha confirmado este lunes que la nueva ronda de conversaciones entre representantes de la oposición y del Gobierno de Venezuela tendrán lugar en Barbados esta semana.
El domingo, el Ejecutivo y la oposición de Venezuela anunciaron que las conversaciones se reanudarán en Barbados aunque no concretaron la fecha en que se retomará el diálogo.
"Las partes se reunirán esta semana en Barbados para avanzar en la búsqueda de una solución constitucional y acordada para el país", afirmó en un comunicado publicado a última hora del domingo el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega.
La oficina del líder opositor y autoproclamado "presidente encargado" de Venezuela, Juan Guaidó, ha confirmado que una delegación opositora asistirá a la nueva ronda de conversaciones con representantes del Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en Barbados.
"Nos dirigimos al país y a la comunidad internacional, a fin de anunciar que en atención a la mediación del Gobierno del Reino de Noruega para poner fin a la tragedia que padecemos los venezolanos, se asistirá a una reunión con representantes del régimen usurpador en Barbados, para establecer una negociación de salida a la dictadura", indicó el equipo de Guaidó en un comunicado publicado este domingo.
Los opositores anunciaron además que recibirán en Caracas al representante especial de la Unión Europea para Venezuela, Enrique Iglesias, en un encuentro que, según la oposición, forma parte de una "ofensiva internacional".
La decisión de acceder al diálogo contrasta con las palabras pronunciadas recientemente por Guaidó, que aseveró que "nunca" es momento para negociar con una "dictadura" tras conocerse la muerte del capitán de Navío Rafael Acosta cuando se encontraba bajo custodia policial.
Noruega ha destacado que la reunión tendrá lugar "esta semana" y ha expresado que se trata de un acercamiento que retomará las conversaciones que comenzaron en mayo en Oslo, la capital del país, en un intento por buscar una salida a la crisis política y económica que atraviesa Venezuela.
El Gobierno noruego, que tiene una larga tradición en la mediación de conflictos, ha añadido en un comunicado que las "negociaciones se llevarán a cabo de manera continua y expedita".
El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, que define a Guaidó como un títere estadounidense, aseguró la semana pasada que se avecinan "buenas noticias" sobre el diálogo con la oposición.
Maduro ha acusado en reiteradas ocasiones a la oposición y a Estados Unidos de librar una "guerra económica" en su contra. Sin embargo, líderes de la oposición señalan que el mandatario es responsable de la hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, lo que ha acelerado el éxodo de venezolanos.
El Gobierno y la oposición venezolana han protagonizado numerosos diálogos en los seis años que han transcurrido desde la muerte de Hugo Chávez, durante los cuales las crisis política no ha hecho más que agravarse a medida que se gestaba y estallaba una crisis humanitaria sin precedentes en la nación caribeña.
La primera mesa de conversaciones surgió en 2014, después de las multitudinarias protestas que sacudieron las calles de Caracas ese año dejando un saldo de 43 muertos, así como la detención y condena al líder opositor Leopoldo López por incitar a la violencia.
Maduro propuso entonces a la oposición iniciar un diálogo con la mediación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y del Vaticano para acabar con la violencia y propiciar la reconciliación de la sociedad venezolana, empezando por sus líderes políticos.
El presidente admitió "errores" en su Gobierno pero se negó a emprender las reformas democráticas exigidas por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) para abordar en igualdad de condiciones los procesos electorales de los años siguientes --las legislativas de 2015 y las presidenciales de 2019, como platos fuertes--.
Así las cosas, la Conferencia por la Paz se quedó en la fotografía inaugural y las conversaciones se suspendieron un año después de arrancar. El proceso supuso un golpe para la MUD a causa de las diferencias entre sus líderes en torno a su participación en el proceso.
La MUD recobró fuerza en las parlamentarias de 2015 y obtuvo una 'súper mayoría' en la Asamblea Nacional, si bien el organismo fue finalmente declarado en "desacato", lo que llevó a la oposición a presionar a favor de un referéndum revocatorio.
El Consejo Electoral frenó el referéndum revocatorio y la MUD avivó nuevamente las calles convocando una marcha opositora hacia el Palacio de Miraflores. La presión internacional logró sustituir la contestación popular por un segundo diálogo.
Esta vez, dada la anterior experiencia, las partes acordaron una agenda, un método y un calendario. Sin embargo, tras varios encuentros que solo alumbraron declaraciones de buenas intenciones y entre acusaciones mutuas de boicot, la MUD dio por terminado el diálogo en enero de 2017. Este "experimento", dijo, "es un capítulo cerrado que no se volverá a abrir".
Sin embargo, ese mismo año la Asamblea Nacional quedó completamente desdibujada a golpe de sentencias y Henrique Capriles, que resurgió fortalecido tras oponerse al segundo diálogo, convocó protestas "hasta restablecer el hilo constitucional".
Maduro devolvió la bofetada convocando elecciones a una Asamblea Constituyente que quedó configurada en agosto como órgano netamente 'chavista' --la MUD consideró un fraude la convocatoria y las elecciones-- y absorbió todos los poderes del Estado, a excepción del Ejecutivo.
La comunidad internacional, ante el temor a que volvieran las protestas que se desarrollaron entre abril y junio con cerca de cien muertos y que concluyeron con bombardeos al Supremo y al Ministerio de Exteriores de Óscar Pérez y otros militares rebeldes, maniobró para conseguir un nuevo diálogo que aspiraba a ser el definitivo.
Las sesiones de trabajo en República Dominicana se sucedieron entre septiembre y febrero con una agenda de seis puntos para depurar responsabilidades por la violencia de 2014 y 2017, atajar la crisis económica y ofrecer garantías a la oposición de cara a los comicios presidenciales.
El diálogo estalló en febrero de 2018 por la imposibilidad de pactar una fecha para dichas elecciones. La MUD pretendía que fueran a final de año para tener tiempo de recomponerse tras las luchas intestinas y la ola de detenciones e inhabilitaciones entre sus filas. El Gobierno, en cambio, quería votar ya para atajar su desgaste.