MADRID 8 Jun. (EUROPA PRESS) -
Al menos 15 personas han muerto este jueves a causa de una explosión registrada en una mezquita que acogía los actos por el funeral del vicegobernador de la provincia afgana de Badajshán, Nisar Ahmad Ahmadi, muerto esta semana en un atentado con coche bomba por parte de Estado Islámico.
Fuentes médicas del Hospital Provincial de Badajshán han indicado en declaraciones a la cadena de televisión afgana Tolo TV que hasta ahora han llegado al centro 15 víctimas mortales y 50 heridos. Entre las víctimas mortales figura un antiguo jefe de la Policía de la provincia de Baghlan identificado como Safiulá Samim.
Horas antes, el jefe del Departamento de Información y Cultura de Badajshán (noreste), Mazudín Ahmadi, había confirmado la explosión, que ha tenido lugar en la mezquita Nabaui, situada en la capital provincial, Faizabad, sin dar más detalles. Fuentes citadas por la cadena de televisión Ariana indicaron que Samim habría sido el objetivo del ataque, sin que hasta ahora haya reclamación de la autoría.
Por su parte, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas afganas, Qari Fasihudín Fitrat, ha recalcado que las fuerzas de seguridad trabajarán para capturar a los responsables de la muerte de Ahmadi, tal y como ha informado Ariana.
"La gente que quiere causar el martirio de nuestros líderes, eruditos y compatriotas a cambio de dinero estadounidense con estos hechos no logrará sus objetivos siniestros", ha manifestado, antes de hacer hincapié en que "la voluntad de los muyahidín no se verá debilitada".
Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP) reclamó en un comunicado la autoría del atentado que se saldó con la muerte de Ahmadi, al que describió como "un alto cargo de los apóstatas talibán". "Con la gracia de Dios todopoderoso, los soldados del califato pudieron aparcar y activar un coche bomba al paso de un vehículo que trasladaba al vicegobernador de Badajshán de la milicia talibán", dijo el grupo yihadista.
ISKP ha reivindicado numerosos atentados en Afganistán desde que los talibán se hicieran con el poder en agosto de 2021 tras la huida del país del entonces presidente afgano, Ashraf Ghani, ante su avance militar hacia la capital, Kabul.
Los ataques de la filial del grupo yihadista en Afganistán --que considera a los talibán unos traidores a la ortodoxia de la 'sharia' o ley islámica y defiende una interpretación mucho más dura-- han desencadenado una oleada de operaciones de seguridad por parte de las nuevas autoridades afganas para intentar contener la inseguridad.