BRASILIA, 1 Sept. (Reuters/Notimérica) -
El hombre que se convertirá en el nuevo presidente de Brasil lleva décadas en el mundo de la política y es famoso por su conducta tranquila y calculadora, trajes finos y su afición por la poesía.
El vicepresidente Michel Temer asumió el 12 de mayo el mando temporal del quinto país más poblado del mundo, luego de que el Senado aprobara el inicio de un juicio político a la mandataria Dilma Rousseff por acusaciones de que violó leyes presupuestarias.
Temer, quien ya desde la Presidencia interina realizó significativos cambios en el Gobierno de Brasil, aún cuando era una Presidencia temporal, se enfrenta ahora a la peor crisis económica y social de las últimas décadas, acompañado también por un bajo nivel de popularidad al no ser un presidente electo por la ciudadanía.
Mientras Rousseff es conocida por su estilo frontal, quienes trabajaron con Temer dicen que él es una persona serena y posee un trato poco común entre los políticos brasileños: la paciencia para escuchar a aliados y adversarios con el mismo interés.
El desafío que tendrá por delante quita el aliento. Brasil está inmerso en su peor recesión desde la década de 1930, por lo que deberá tomar decisiones rápidas para restaurar la confianza en el país. Rousseff y el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) dicen que Temer es un traidor y que el juicio político es un golpe de Estado.
Temer, quien cinco meses antes de asumir la Presidencia interina se distanció de Rousseff, acusándola de dejarlo de lado, eligió en mayo a varios ministros para puestos claves, muchos de los cuales son pesos pesados de las clases política y empresarial de Brasil y claramente tendrán un enfoque económico más liberal que el izquierdista de Rousseff.
Este hombre de 75 años perfeccionó sus aptitudes en su larga estadía en la Cámara baja del Congreso, donde fue aliado tanto del ex presidente centrista Fernando Henrique Cardoso como del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Se ganó una reputación de estar por encima de las refriegas. Pocas veces eleva la voz, quienes lo conocen dicen que nunca maldice y evita la gesticulación grandilocuente y teatral que es común en sus pares durante los debates.
"Temer es firme, pero no agresivo. Habla, pero no demasiado. Es un hombre contenido. Ha mostrado que puede negociar con cualquiera, de derecha o de izquierda", dijo Eliane Cantanhede, comentarista política del diario Estado de S.Paulo y Globo TV, quien ha cubierto al vicepresidente por décadas. Quienes lo apoyan dicen que eso le permitirá resolver cosas.
"Es un hombre que tiende puentes políticamente y logrará el respaldo parlamentario necesario para sacar adelante las reformas debidas para revivir la política y la economía", dijo Darcisio Perondi, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y quien lo conoce hace dos décadas.
Pero Temer genera dudas, incluso entre quienes quieren cambios.
Pese a que los mercados subieron en mayo por la perspectiva de un Gobierno más afín a sus intereses, algunos inversores están preocupados por su estilo de perfil bajo y temen que no pueda controlar la caótica realidad política del país y la oposición del PT, que dice que un Gobierno suyo carecería de legitimidad.
POLÍTICO Y POETA
Temer tiene algunas características inusuales. Padre de cinco hijos y casado con una ex reina de belleza 43 años más joven que él cuyo nombre se tatuó en el cuello, publicó un libro de poesía, cuyos versos fueron plasmados en servilletas de aviones en sus viajes entre Brasilia y Sao Paulo. Incluye elogios a las formas femeninas y alusiones a la polarizada política local.
Temer muestra un perfil bajo, pero es vanidoso. Hace siete años se operó la nariz para corregir una desviación, aunque él mismo reconoció que lo ayudó a mejorar su apariencia.
El "político poeta" será presidente hasta el fin del mandato de Rousseff, en 2018. Temer ha dicho que no se presentará en esa elección, algo que no sorprende ya que una reciente encuesta de Datafolha mostró que solamente el 1 por ciento de los consultados lo votaría.
Ha liderado por 15 años al PMDB, un partido sin una ideología consistente pero que tiene más puestos en el Congreso que ningún otro.
Temer, el octavo hijo de unos inmigrantes libaneses que llegaron al país en 1925, comenzó su carrera política en la década de 1960 como asesor en la secretaría de Educación del gobernador de Sao Paulo Ademar de Barros, uno de los políticos que inspiraron la frase "Roba, pero hace".
Desde que Rousseff asumió el poder en 2011, Temer fue relegado principalmente a conseguir respaldo en el Congreso para asegurar que se cumpliera la agenda de la mandataria. Pero la relación se deterioró con el desplome de la popularidad de la presidenta.
Temer congeló su relación con Rousseff el año pasado, cuando le envió una carta llena de lamentaciones que abrió con el proverbio latín "las palabras vuelan, lo escrito permanece".
"Esta es una carta personal que debería haber escrito hace mucho", escribió el 7 de diciembre. Temer se quejó de haber sido dejado de lado y aprovechado solamente para ganar votaciones parlamentarias y controlar crisis. También recriminó que no se lo invitara a una reunión con su par estadounidense, Joe Biden.
La carta de 875 palabras de Temer a Rousseff finaliza con la frase: "Yo sé, señora, que usted no confía ni en mí ni en el PMDB hoy, y que tampoco confiará en el futuro".