LA MATANZA (ARGENTINA), 7 Ago. (Reuters/Notimérica) -
Millones de argentinos humildes del Gran Buenos Aires, los suburbios de la capital argentina, han sido beneficiados por los generosos planes sociales de los gobiernos del fallecido presidente Néstor Kirchner y de su esposa, Cristina Fernández.
Ahora, de cara a los comicios generales que se celebrarán en octubre y que serán definidos en las elecciones primarias de este domingo, los casi 10 millones del Gran Buenos Aires --de los casi 40 millones que tiene el país-- definirán de qué lado se inclina la balanza.
Catalina Benítez es una de los millones de habitantes que viven en los suburbios de Buenos Aires. Su vivienda tiene una ventana tapiada con cartones y la pintura desgastada. En algunas habitaciones, con las puertas rotas, duermen sus hijos y nietos sobre colchones en el suelo.
Sin embargo, cuenta con agua potable y electricidad, un lujo comparado con la precaria vivienda que era su hogar hace casi una década, que no tenía más que un pozo como baño y que se inundaba por completo cuando llovía.
"Esto es un palacio para mí", dijo la madre separada de 47 años. "Antes éramos siete en una sola piecita, ahora cada chico tiene su habitación".
Un programa creado por Néstor Kirchner para urbanizar el asentamiento de Villa Palito en La Matanza, el distrito más poblado de los suburbios capitalinos, le regaló a ella y otros miles de habitantes una nueva vivienda digna.
Como la presidenta ya no puede optar a un tercer mandato consecutivo según dicta la Constitución, Benítez votará en las primarias abiertas del domingo por el candidato elegido por la mandataria: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
"Es lo que eligió Cristina", indicó Benítez, quien cobra una asistencia para que las mujeres se capaciten laboralmente y un subsidio para padres desempleados que es ajustado por encima de la alta inflación que sufre el país, lo que amortigua los estragos que los precios causan en otros hogares.
Por el contrario, el principal rival de Scioli, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, tiene un amplio respaldo en la capital argentina y en las grandes ciudades, sobre todo en la población de clase media y alta. Sin embargo, a su partido de centroderecha Propuesta Republicana (PRO) le resulta difícil llevar su mensaje de renovación institucional a los suburbios pobres.
ARCAS EROSIONADAS.
La pobreza bajó abruptamente desde el 2003, en los primeros años de los gobiernos 'kirchneristas', gracias al crecimiento de la economía y a la amplia asistencia social.
Pero algunos opositores acusan al Gobierno peronista de usar los planes con fines clientelistas, y dicen que los subsidios están mal estructurados, ya que no incentivan la búsqueda de trabajo y son muy mal supervisados.
"Los sectores bajos se han visto económica y socialmente beneficiados en todos estos años. El trabajo de infraestructura que se hizo en el conurbano (Gran Buenos Aires) ha sido enorme: agua potable, cloacas, escuelas, viviendas", dijo a Reuters el jefe de campaña de Scioli, Jorge Telerman, que sería el candidato más votado en las primarias, según las encuestas.
A nivel nacional, hay 60 planes sociales que otorgan 120.000 millones de pesos (13.000 millones de dólares) que se suman a otros programas provinciales y municipales, de acuerdo a la organización no gubernamental Libertad y Progreso. Sin embargo, mantener ese nivel de gasto social es un desafío cada vez más grande.
Las finanzas del Gobierno se han deteriorado por los menores precios de las materias primas que exporta, una galopante inflación que no le deja mucho espacio de maniobra fiscal y el reducido acceso a los mercados de capitales.
Ante la falta de cifras oficiales públicas, economistas estiman que el combate a la pobreza se ha estancado desde el 2011. Incluso algunos calculan que podría haber repuntado hasta casi el 30 por ciento por el avance de los precios.
Scioli y Macri prometen mantener la red de contención social tejida por el matrimonio Kirchner, aunque se prevé que recorten subsidios como los que se destinan al consumo de energía.
COMPITIENDO POR EL VOTO
Scioli, del Frente para la Victoria, tiene una intención de voto del 36 por ciento y aventaja por unos 5 puntos porcentuales a Macri, según los sondeos.
Sin embargo, en La Matanza --que tiene casi 2 millones de habitantes-- Scioli conquista un 45 por ciento de las preferencias frente al 18 por ciento de Macri, de acuerdo con una encuesta de julio de Ricardo Rouvier & Asociados.
"El conurbano se convierte en un as de este juego que es la política", asegura la analista Graciela Romer, quien destaca el apoyo histórico que tuvo el peronismo en esa región.
Por eso Macri ha intensificado su campaña en el Gran Buenos Aires, recorriendo los barrios pobres con figuras famosas de su partido, apostando a que no todos los seguidores de la presidenta van a votar con los ojos cerrados a Scioli.
"El Gobierno hizo mucho por este barrio", dijo Abraham Molina, un joven de 17 años que toca el violonchelo en una orquesta para chicos pobres de La Matanza y que aún no decidió su voto. "Quisiera que siga Cristina, pero no puede", añadió.