CARACAS, 19 Abr. (Notimérica) -
A pocas horas de que comience en Venezuela "la madre de todas las marchas" contra el gobierno de Nicolás Maduro, se esperan las reacciones de líderes políticos y personalidades relevantes de toda la región iberoamericana, que en los últimos meses han sido más críticas y lamentos que respaldos políticos e institucionales al sistema bolivariano.
Si bien algunos de los gobiernos tradicionalmente cercanos a Venezuela --tanto regionales como de fuera de Iberoamérica--, han preferido mantenerse neutrales de cara al gobierno de Maduro, en las últimas semanas los graves acontecimientos sucedidos en Venezuela han llevado a que varios de éstos líderes políticos tomen posiciones frente a la Presidencia, y no mayoritariamente a favor.
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de vetar a la Asamblea Nacional (AN), la inhabilitación del opositor Henrique Capriles o el resultado de las protestas opositoras de los últimos días, han sido la gota que ha colmado el vaso para presidentes como el de Argentina, Mauricio Macri, quien ha advertido que, de seguir así, Venezuela podría ser expulsada de manera definitiva del bloque comercial del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
El país bolivariano, que permanece suspendido en el bloque comercial desde diciembre de 2016 por la consideración de incumplir los principios democráticos y por no haber aprobado la normativa que rige el grupo, vio con ello cuestionadas las relaciones y apoyos políticos de Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay, algunos históricamente próximos a la política venezolana.
Así mismo, a finales del pasado mes de marzo los Gobiernos de Uruguay, Argentina y Brasil hicieron pública una declaración en la que instaban al gobierno de Maduro a "restablecer la separación de poderes" en Venezuela, ante lo cual el gobierno bolivariano acusó al presidente uruguayo y a su cancillería de "injerencismo" político.
Poco después, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Aloysio Nunes, tras las protestas derivadas de la inhabilitación política del líder opositor Enrique Capriles, pidió que se pusiera en marcha el proceso electoral para que se pudiera restaurar la democracia plena en el país venezolano, algo que también ha sido apoyado por el jefe de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Y es que, junto con la pérdida de los apoyos del MERCOSUR, Nicolás Maduro ha visto mermadas las relaciones con otros países iberoamericanos cuyos presidentes y líderes han cuestionado su política frente al a situación que vive el país. De esta manera pudo verse cuando el TSJ asumió las funciones de la Asamblea Nacional, un hecho que llevó a que varios líderes regionales tildaran a la situación de "golpe de Estado" o "autogolpe", como publicó en su cuenta de Twitter el expresidente costarricense Óscar Arias.
OPOSICIÓN REGIONAL
El gobierno de Perú, liderado por Pedro Pablo Kuczynski, llevó a cabo la reacción más enérgica frente a la decisión del TSJ, llegando hasta el punto que su cancillería retiró "de manera definitiva" a su embajador en Venezuela y declaró vía Twitter que los hechos suponían "una ruptura del orden constitucional y democrático" por parte del Gobierno bolivariano.
Por otro lado, este hecho acrecentó las protestas y peticiones de los gobiernos regionales hacia la OEA, a cuya ejecutiva diversos países miembros pidieron la adopción de medidas de urgencia en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Entre ellos, el Gobierno mexicano pidió que se llevaran a cabo elecciones en Venezuela, así como que se libere a los que se consideran 'presos políticos'.
En relación a ello, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, recibió en Los Pinos a la mujer del encarcelado opositor venezolano Leopoldo López, Lilian Tintori, a quien reiteró "la posición de México", tal y como Peña Nieto escribió en su cuenta oficial de Twitter, añadiendo que "confiamos en que sean los venezolanos quienes restablezcan la normalidad democrática".
Con este gesto político, México mostraba el desacuerdo hacia la política de Maduro, algo que, además de los ya mancionados países, también hacían los Gobiernos de Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala y Honduras. Estos, además de condenar la muerte de los seis ciudadanos en las manifestaciones sucedidas en Venezuela en los últimos días, también han pedido al Ejecutivo venezolano que ponga en marcha elecciones en el país.
APOYOS REGIONALES
La principal oposición ha sido la realizada por la OEA, cuyo secretario general Luis Almagro, ha cuestionado enérgicamente y a lo largo de los últimos años a Nicolás Maduro, al mismo tiempo que éste ha recibido serias acusaciones por su parte y por la de algunos apoyos bolivarianos.
De ellas, ha sido noticia en los últimos días las palabras del presidente de Bolivia, Evo Morales. "Luis Almagro es responsable de la violencia en Venezuela y será responsable de la intervención", escribía el líder indígena a través de su cuenta oficial en Twitter hace apenas una semana, acusándo a Almagro de "alentar a los grupos de choque que buscan un golpe de Estado".
A parte de Morales, dentro del territorio iberoamericano, Nicolás Maduro encuentra a día de hoy pocos apoyos más. Los gobiernos de los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) --siendo los principales Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua-- han subrayado su apoyo a Maduro frente a lo que han considerado "agresiones y manipulaciones concertadas" por parte de la oposición.
El bloque, liderado por gobiernos de izquierda de la región y que fue creado por Cuba y su aliado Venezuela hace 13 años como un contrapunto a la influencia estadounidense en América Latina, en un comunicado conjunto ha criticado a la OEA por lo que denuncian como "intentos de socavar la soberanía de Venezuela".
Especialmente en lo relativo al intento del TSJ de hacerse con las competencias de la AN y por la decisión de inhabilitar a Henrique Capriles, los 11 países del ALBA aseguraban que "rechazamos las agresiones y manipulaciones concertadas contra la hermana República Bolivariana de Venezuela".
CRÍTICAS EUROPEAS
Por su parte, el Parlamento Europeo ha mostrado públicamente en varias ocasiones su preocupación por la situación de Venezuela, atribuyendo al tema cierta importancia dentro de algunos de sus plenos.
En el marco de éstos, el coordinador del Partido Popular Europeo para EuroLat, el español Luis de Grandes, censuraba la "represión" del régimen venezolano contra la población civil en las movilizaciones realizadas para denunciar las injerencias políticas y la "permanente falta de libertades".
Por otro lado, y en nombre de los liberales europeos, la española Beatriz Becerra, calificaba en el último pleno europeo a Venezuela como una "cárcel en lo político y catástrofe en lo social", al tiempo que otros políticos europeos se posicionaban en contra de la respuesta de la comunidad internacional.
En esta línea, el eurodiputado de Izquierda Unida, Javier Couso, instaba a la Unión Europea a "no apoyar opciones violentas" y a "acompañar el diálogo" de UNASUR y Vaticano, así como pedía "aparcar de una vez por todas las aventuras injerencistas", subrayando que le corresponde al país "resolver sus problemas" y a la UE "respetar la soberanía y el derecho internacional".