BRASILIA, 29 Oct. (Notimérica) -
El candidato ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro, un polémico diputado y exmilitar de 63 años, se ha convertido en las últimas horas en el nuevo presidente electo del país, según declaraba este domingo el Tribunal Supremo Electoral. Concluye así una campaña electoral llena de tensión, caos, desinformación y miedo.
Con un 94,4 por ciento de los votos escrutados, Bolsonaro se ha hecho con más del 55 por ciento, mientras que su opositor, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) --y sucesor de Luiz Inácio Lula Da Silva--, Fernando Haddad, se ha quedado a más de diez puntos de diferencia.
"Todos juntos vamos a cambiar el destino de Brasil", ha dicho Bolsonaro tras ser elegido mandatario a sus ocho millones de seguidores en la red social de Facebook, una de las plataformas que le ha servido de mucha ayuda durante la carrera electoral. Tanto él como su equipo han hecho de los usuarios de las redes sociales su público objetivo, destinando una gran parte de su campaña a trabajar en estas plataformas.
De hecho, las ultimas semanas de campaña han estado protagonizadas por una serie de investigaciones llevadas a cabo por el diario Folha Do Sao Paulo que establecen que el equipo de Bolsonaro se ha valido de 'fake news' y de un ilícito uso de WhatsApp para crear una campaña de odio y falsedad hacia su oponente, Fernando Haddad. Entre dichas noticias falsas está la del famoso 'kit gay' con el que el petista habría tratado de fomentar la homosexualidad en las escuelas, y que no era sino un proyecto para reducir la homofobia en las edades adolescentes.

Claro que, en el caso de Bolsonaro, la homofia representa una amenaza para la sociedad. De hecho, ha asegurado que prefiere un hijo muerto en un accidente de tráfico que un hijo gay. Un pensamiento homófobo que está acompañado además de otros machistas y xenófobos, poco adecuados para la gobernanza del país más grande de América Latina que, actualmente, recibe cientos de venezolanos que huyen de su país y que, además, tiene un alto porcentaje de población negra.
"No podemos seguir coqueteando con el socialismo, con el comunismo, el populismo o el extremismo de izquierda", ha insistido el futuro presidente ante la televisión desde su casa en Rio de Janeiro, haciendo referencia a uno de los 'augurios' manejados durante la campaña en contra del PT: el riesgo de convertirse en Venezuela.
Nada nuevo. El argumento ha sido utilizado durante los dos últimos años por todos los partidos neoliberales de la región y de Europa, los cuales han tratado de equiparar cualquier política socialista con el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, abocando a la crisis y a la pobreza. Sucedió en México hace escasos meses, aunque en este caso la amenaza no surgió efecto y Andrés Manuel López Obrador se ha hecho con la Presidencia azteca.
Así, Bolsonaro cuadra a la perfección en una momento de auge de la ultraderecha a nivel mundial, aunque se sitúa como el primero en América Latina. Nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) y de las políticas de 'mano dura' impuestas en aquel momento, Bolsonaro ha prometido un cambio radical en el país, tolerancia cero contra la corrupción y Brasil por encima de todo.

Los brasileños, hartos y desilusionados políticamente, rodeados de pobreza y violencia, se han rendido a los pies del ultraderechista y al profundo cambio prometido. Analistas internacionales alertan de que este cambio está sujeto, en cualquier caso y tal y como el mismo candidato ha asegurado desde el principio, a una serie de políticas que podrían ir en contra de los Derechos Humanos: defensa de la pena de muerte, reducción de la edad penal o la legalización de las armas.
Asimismo, Bolsonaro ha afirmado ser partidario de la implantación de un sistema de control de natalidad para la población pobre: "No podemos convivir con esta tasa de natalidad. Es algo que, lógicamente, beneficia a los Gobiernos corruptos y populistas: hay más ciudadanos que ayudan a que se perpetúen", decía.
Tras pasar por más de siete partidos diferentes durante sus 28 años como diputado, Bolsonaro se ha centrado y ha defendido a los militares y sus intereses desde el primer momento. De hecho, de cara al que será el nuevo gobierno, el ultraderechista ya cuenta con varios exmilitares para ocupar puestos de relevancia. Finalmente, en 2017 cambió de partido y se integró en el Partido Social Liberal (PSLB) y, en plena caída de Lula Da Silva, Bolsonaro supo qué hacer y dónde tocar.
"Brasil por encima de todo. Dios por encima de todos", ha sido el lema que Bolsonaro y los evangélicos pactaron cuando decidieron presentar su candidatura, la cual ahora es más real que nunca. Brasil tiene un nuevo presidente, y ese es Jair Bolsonaro.