Actualizado 12/07/2016 08:55

La historia de Juana Azurduy, la general que luchó por el independencia de Iberoamérica

Juana Azurduy
WIKIPEDIA

   SUCRE, 12 Jul. (Notimérica) -

   La "libertadora de Bolivia", título con el que Bolivia nombró en el 2009 a Juana Azurduy Bermúdez, considerada una de las heroínas de la independencia de Iberoamérica del imperialismo español. Fue una patriota del Alto Perú (actual Bolivia) que luchó, primero junto a su marido y después en solitario, en las guerras de independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra el Reino de España.

   Azurduy nació el 12 de julio de 1780 en un poblado llamado Toroca, situado en el entonces Virreinato del Río de la Plata. Su padre, Matías Azurduy, era un rico propietario de raza blanca que se había casado con Eulalia Bermúdez, una indígena proveniente de Chuquisaca, en Bolivia.

   Huérfana siendo una niña, Juana se educó y creció en el Convento de Santa Teresa de esta localidad. La joven de espíritu rebelde, no se adaptó a la vida conventual y pocos años después fue finalmente expulsada.

   Con 25 años, Azurduy se casó con Manuel Ascencio Padilla, quien en aquel momento estaba estudiando derecho, con quien tuvo cinco hijos. Tras el estallido de la revolución independentista de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809, levantamiento que culminó a proncipios de 1810 cuando los revolucionarios fueron vencidos por las tropas realistas esta heroína y su marido se unieron a los ejércitos populares.

   La pareja pasó los siguientes años luchando contra el control del imperio español. Azurduy destacó por su valentía y sus dotes de mando y organización en el escuadrón conocido como "Los Leales", el cual debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires, en Argentina, para liberar el Alto Perú. Estos hechos le valieron algunos triunfos y su nombramiento como teniente coronel en el verano de 1816, cuando se le hizo la entrega simbólica de un sable con el que se la ha retratado en varias ocasiones.

   Ese mismo año la libertadora sufría un duro golpe cuando su marido fallecía cuando al acudir a rescatarla de la batalla de la Laguna en la que había caído herida. El cuerpo de su marido fue colgado por los realistas en el pueblo de la Laguna y Juana se halló en una situación desesperada al perder a sus cuatro hijos, por motivos del hambre y las penurias de la guerra, y al encontrarse embarazada de su quinto hijo. Tras dar a luz a una niña, se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes, que operaba en el norte del Alto Perú.

   En 1825 Simón Bolívar la ascendió a coronel y le otorgó una pensión con la que pudo sobrevivir hasta que cinco años después dejó de recibirla. Tras la proclamación de la independencia de Bolivia, Azurduy intentó en numerosas ocasiones que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una respuesta favorable de los dirigentes políticos. Murió en la provincia argentina de Jujuy el 25 de mayo de 1862 a los 81 años, en la más completa miseria, siendo enterrada en una fosa común.

   Tuvieron que pasar más de cien años para que su cuerpo y su memoria fueran restablecidos. Sus restos fueron exhumados y trasladados a un mausoleo construido en su honor en la ciudad de Sucre, en Bolivia. En 2009 Argentina la ascendida a general del Ejército argentino y Bolivia a mariscal de la república boliviana.