LA HABANA, 11 Ene. (Notimérica) -
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 marcaron profundamente la historia del mundo y, en concreto, del país donde fueron perpetrados, Estados Unidos. Fue el principio del fin: la guerra contra el terrorismo que tendría como objetivo la erradicación del terrorismo internacional de manera sistemática.
Uno de los enclaves principales de esta campaña estadounidense --apoyada por varios miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)-- es el centro de detención de Guantánamo, una cárcel de alta seguridad situada en la Base Naval de Bahía de Guantánamo, ubicada en Cuba.
Este lugar es uno de los muchos centros clandestinos de detención de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) que tiene repartidos fuera del territorio continental estadounidense. Algunos de ellos se ubican en Irak y Afganistán aunque el más conocido es el de Guantánamo.
Este fue acondicionado tras la incursión norteamericana en Afganistán a finales del año 2001 a raíz de la aprobación en el Congreso de Estados Unidos de una resolución por la que se otorgaba al presidente George W. Bush una autorización sin precedentes: el empleo de la fuerza contra naciones, organizaciones e individuos que estuviesen relacionados con los atentados o futuros actos de terrorismo, todo ello bajo su propio criterio de selección de supuestos sospechosos.
Tan solo seis días después del 11-S, el presidente norteamericano firmó una autorización para que la CIA instalara centros de detención fuera de Estados Unidos. Por ello, dos meses después autorizó al Pentágono a detener de manera indefinida a aquellos ciudadanos que no tuvieran la nacionalidad estadounidense por su supuesta relación con los atentados.
Los primeros 20 prisioneros llegaron a la prisión el 11 de enero de 2002 y, con ello, se desató la controversia por diferentes prácticas de tortura contra los Derechos Humanos de los reos, algo que las autoridades norteamericanas nunca quisieron reconocer.
¿CÓMO ES GUANTÁNAMO?
En realidad, Guantánamo es un verdadero campo de concentración marcado por el hermetismo y la censura, a pesar de que hayan pasado más de 15 años de la tragedia que asoló al mundo. En la actualidad, el centro está abierto a las visitas bajo un estricto recorrido organizado en torno a los lugares más comunes del penal.
Por razones de SEGURIDAD, los 59 presos que aún quedan no pueden verse y ninguno de los trabajadores del recinto puede aportar información sobre Guantánamo, por lo que todo se resume en una limitada y restringida información difícil de contrastar.
Los prisioneros están distribuidos en cuatro campos rodeados de alambradas metálicas. Cada bloque está compuesto por 48 celdas y viven completamente aislados del exterior. No tienen derecho a recibir visitas y, hasta el pasado mes de marzo, no podían recibir llamadas telefónicas de manera regular.
Además, los detenidos no están considerados como prisioneros de guerra por parte de los Estados Unidos, sino que son "combatientes enemigos ilegales". Así, los norteamericanos entienden que no tienen por qué aplicarles la Convención de Ginebra, por lo que pueden estar retenidos de manera indefinida sin juicios pendientes.
Como el centro de detención no se encuentra en suelo estadounidense --las autoridades no consideran esta base como parte del país-- los reos, en su mayoría afganos y pakistaníes, no pueden disfrutar de los derechos que otorga la Constitución estadounidense, en la que se contempla la presunción de inocencia o el derecho a un juicio.
Cabe destacar la negativa de la administración estadounidense a reconocer que en el interior de Guantánamo se han dado diferentes casos de tortura y tratos denigrantes a sus prisioneros, que denunciaron alimentaciones forzosas en el año 2006 a través de diversas huelgas de hambre.
Tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Cruz Roja Internacional han publicado varios informes en los que se reconoce el uso de tácticas de coerción psicológica y física como forma de tortura durante los interrogatorios, algo que fue reconocido por el Departamento de Defensa a través de una investigación militar.
OPINIÓN PÚBLICA
La opinión pública contra la decisión del, por entonces, presidente Bush no hizo sino potenciar su guerra contra el terrorismo, además de que contaba con el apoyo de otros países europeos, que fueron criticados por su "falta de voluntad de cooperar" por parte del Parlamento Europeo.
El informe de este organismo, publicado en 2007, pidió la creación de una comisión de investigación independiente y el cierre de Guantánamo. Este objetivo fue una de las principales promesas de la campaña presidencial de Barack Obama durante el año 2008.
El cierre de Guantánamo no ha sido viable durante los años de su mandato debido a la oposición de la mayoría republicana del Congreso nortemaericano, que no solo se ha opuesto desde el principio al cierre de la base, sino que también ha prohibido el traslado de los detenidos a cárceles de máxima seguridad en territorio estadounidense.
LLEGADA DE TRUMP
El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró recientemente este martes que los convictos restantes del centro de detención de Guantánamo no deben ser liberados porque son "extremadamente peligrosos y no se les permite volver al campo de batalla".
Así lo ha publicado en su cuenta oficial de Twitter, en la que ha considerado que "no debería haber más liberaciones" de la base. Esto se debe a la reciente confirmación del traslado de cuatro presos a Arabia Saudí, según ha confirmó el pasado jueves la cadena estadounidense 'Fox'.
A pesar de la oposición del presidente electo, fuentes del Pentágono han señalado que continuarán las salidas de presos de Guantánamo. Por su parte, Obama se ha comprometido a trasladar a una veintena de ellos antes de que Trump asuma el cargo el próximo día 20.
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) ha creado una campaña para el cierre de Guantánamo antes de la llegada de Trump al poder a través de una carta abierta al presidente, una contundente campaña de publicidad situada en diferentes marquesinas de autobuses en la Washington D.C y una concentración ante la Casa Blanca, que se llevará a cabo este miércoles 11 de enero.
"Estamos enormemente preocupados por los Derechos Humanos en el próximo gobierno de Trump, y eso incluye la promesa del presidente electo de ampliar la población de Guantánamo. No podemos arriesgarnos a dejar que esta institución de injusticia se haga permanente", ha destacado la organización en un comunicado.