NUEVA YORK 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
El candidato republicano Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales en Estados Unidos tras una campaña que ha puesto de manifiesto, por encima de todo, un sentimiento de disociación total de la población hacia la clase política, gestado desde la explosión de la crisis, prolongado con el ascenso del movimiento antigubernamental Tea Party y culminado con la victoria del proverbial "invitado inesperado".
Trump ha llegado a esta cifra tras lograr la victoria en el estado de Wisconsin, donde se ha impuesto a su rival, Hillary Clinton, logrando una diferencia que es ya insalvable y que le da las llaves de la Presidencia. En las últimas elecciones presidenciales, celebradas en 2012, el actual mandatario, Barack Obama, se hizo con 332 votos electorales, por los 206 cosechados por su entonces rival, el republicano Mitt Romney.
Las primeras encuestas a pie de urna de la noche electoral ya alertaban del descontento generalizado de los estadounidenses hasta niveles desconocidos desde el segundo mandato de George W. Bush. El Partido Demócrata, sin embargo y a diferencia de lo sucedido entonces, ha quedado huérfano de una figura de consenso, esperanza y aliento como la de Barack Obama.
La histórica victoria de Trump sobre su propio Partido Republicano es una derrota igual de contundente para los demócratas liderados por Hillary Clinton, a tenor del 61 por ciento de consultados convencidos en los sondeos iniciales de que "el país va por el mal camino", y del 69 por ciento de los encuestados "insatisfechos" o directamente "enfadados" sobre el funcionamiento del Gobierno federal .
A Clinton hay que achacarle dos fallos que se han antojado fundamentales: su incapacidad para estimular a las minorías, absolutamente claves para triunfar, y su falta de talante para ganarse la confianza de los electores de su propia raza, a la postre los grandes impulsores que han acabado llevando a Trump a la Presidencia, recuperando para los republicanos estados demócratas hasta ahora como Ohio, Florida o Iowa.
Así, un 65 por ciento de latinos se han decantado a favor de Clinton por un 27 por ciento de Trump, frente al 71 por ciento que apostó por Obama en 2014 y el 27 por ciento a favor de su entonces rival, Mitt Romney. El mismo descenso se deja ver en el voto negro, con un 87 por ciento a favor de Clinton por un 8 por ciento a favor de Trump, frente al abrumador 93 por ciento para Obama y el 6 por ciento para Romney en 2012.
Y, sin el apoyo de estos grupos, la candidatura demócrata se ha debilitado progresivamente a lo largo de la noche, desde la primera declaración de victoria de Trump en Kentucky. El magnate ha cumplido exactamente todos los pasos que tenía que dar para ganar: triunfo en Florida, triunfo en Ohio, triunfos en Carolina del Norte y Michigan, entre otros. Han apostado por él un 63 por ciento de hombres de raza blanca y un 52 por ciento de mujeres de raza blanca, frente a un 31 y 43 por ciento para Clinton. Blancos, en particular, de edad superior a los 45 años.
"LATIGAZO BLANCO"
"Parece que ha sido un latigazo de los blancos contra un país que ha estado ocho años cambiando", ha estimado el analista Van Jones, de la CNN. Estados Unidos ha pasado de contar con el primer presidente de raza negra de su historia a encumbrar a un candidato que ha recibido el apoyo nada menos que del 'Crusader', uno de los principales órganos portavoz del Ku Klux Klan.
No ha importado ni su retórica inflamatoria dirigida contra minorías, discapacitados y mujeres, ni las críticas contra su incapacidad para desempeñar un puesto de mando, ni la actuación de Clinton en los tres debates amparados en su figura como representante de una posibilidad histórica, la de ser la primera mujer en sentarse ante el escritorio del Resolute, en el Despacho Oval. Un 60 por ciento de los estadounidenses tenía decidido el candidato en septiembre.
Candidato que gozará, además, del respaldo de un Congreso republicano: es la primera vez desde 1928 que el Partido Republicano tiene a un presidente con el control de ambas cámaras.
Trump ha invalidado encuestas que sentenciaban su derrota absoluta a principios de campaña. Las estimaciones de 'The New York Times' comenzaron a principio del recuento -- medianoche en la España peninsular -- con un 80 por ciento de posiblidades de victoria para Clinton. Cuatro horas después, la aguja se inclinó hacia el candidato republicano con un 93 por ciento a su favor.
Ni siquiera la conocida web de estadísticas FiveThirtyEight, de Nate Silver, anticipaba ni remotamente este resultado. "Hay un espectro amplio de resultados, y todos apuntan hacia Clinton", rezó su análisis final al principio del recuento. Todo ello, sintomático de un voto oculto y desencantado que ha preferido guardarse su opción hasta el último momento. "¿Qué hemos hecho mal?", ha preguntado en un momento de la noche el periodista de la CNN Anderson Cooper al analista político David Axelrod. "Solo los números", le replicó Axelrod.
Por último, el impacto de la victoria de Trump se ha dejado sentir en los mercados. Los futuros del S&P 500 han permanecido suspendidos tras caer más de un 5 por ciento; un descenso aún mayor que el registrado durante la noche que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001. El peso mexicano se derrumbaba el martes en sus operaciones internacionales a un nuevo mínimo histórico de 20.74 unidades.