WASHINGTON 9 Nov. (Notimérica) -
Las encuestas daban la victoria en la batalla por la Presidencia de Estados Unidos, aunque de manera muy ajustada, a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Sin embargo, al igual que ocurrió con el 'Brexit' en Reino Unido y el Plebiscito por la Paz en Colombia, los pronósticos no se han cumplido: el magnate y líder republicano Donald Trump será el nuevo presidente de Estados Unidos.
A lo largo de su campaña electoral, Trump ha seguido una línea de discurso agresiva y racista, llegando incluso a insultar a sus vecinos mexicanos, a quienes ha acusado de traer "drogas, crimen y violadores" a Estados Unidos.
En base a esta idea, el magnate prometió erigir un muro a lo largo de toda la frontera de más de 3.000 kilómetros que separan a Estados Unidos de México, una propuesta que se incluye en su plan de 10 puntos para 'hacer grande a América de nuevo' ('Make America great again', su lema de campaña).
Para Trump, la construcción se presenta como una posible solución para paliar las deficiencias del sistema migratorio actual que, bajo su punto de vista, pone en ventaja a los inmigrantes indocumentados por encima de los estadounidenses.
En esta misma línea, algunos expertos apuntan al posible fin --o modificación-- del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN), suscrito con México y Canadá.
Según datos reportados por 'BBC Mundo', este tratado permitió elevar el comercio entre sus países miembros de 290.000 millones de dólares en 1993 hasta más de 1,1 billones en 2016. Además, más de 14 millones de puestos de trabajo dependerían de este flujo comercial.
No obstante, los partidarios de Trump y detractores del tratado parecen no pensar lo mismo. De acuerdo con sus cifras, Estados Unidos pasó de tener un superávit comercial con México de 1.700 millones de dólares en 1993 a un déficit de 54.000 millones de dólares en 2014.
La cancelación o modificación del TCLAN tendría también un impacto considerable en la inmigración.
En este marco, la promesa electoral más relevante en temas migratorios es la expulsión de los millones de indocumentados que residen en Estados Unidos.
En caso de cumplir lo anunciado durante su campaña, Trump anularía dos decisiones ejecutivas clave tomadas por el presidente Barack Obama para permitir temporalmente la permanencia en el país de muchos jóvenes que ingresaron siendo menores de edad --los conocidos como 'Dreamers'--, y la de sus padres.
Unos 5,2 millones de personas se encontrarían amparados por esta medida, por lo que su anulación supondría su expulsión. De acuerdo con su plan, "todas las leyes de inmigración van a ser aplicadas", lo que implica que "cualquiera que entre al país ilegalmente será objeto de deportación".
Asimismo, otra propuesta del futuro presidente norteamericano contemplaba la posibilidad de suspender la inmigración en las "regiones propensas al terrorismo", así como someter a "investigaciones extremas" a todas aquellas personas que quieran viajar al país norteamericano.
No obstante, esta dura política migratoria parece no haber preocupado lo suficiente a Estados Unidos, que se ha decantado por el candidato republicano en las elecciones de este martes.
Así, su retórica inflamatoria dirigida contra minorías, discapacitados y mujeres, sus críticas contra la incapacidad de estos colectivos para desempeñar un puesto de mando o la actuación de Clinton en los tres debates amparados en su figura como representante de una posibilidad histórica, la de ser la primera mujer en sentarse ante el escritorio del Resolute, no han provocado que los votantes indecisos --cerca de un 40 por ciento según datos recabados en septiembre-- se decantaran, en su mayoría, por la demócrata.