Actualizado 22/01/2017 07:23

¿Cuáles fueron los últimos dominios españoles en Sudamérica?

Fortaleza del Real Felipe
WIKIMEDIA

   EL CALLAO (PERÚ), 22 Ene. (Notimérica) -

   El día 22 de enero de 1826 se puso fin al Imperio español en América del Sur. En un periodo de tiempo de cuatro días, la corona española perdía la Fortaleza del Real Felipe, que guardaba el puerto de Callao en Perú, y el archipiélago de Chiloé, que sería anexionado al territorio chileno.

   Desde la llegada de los españoles a América en 1492, el reino de España mantuvo dominios a lo largo de todo el territio americano. Paulatinamente, las colonias fueron desligándose de la corona española, en especial como consecuencia de las guerras de la independencia hispanoamericanas, desarrolladas a principios del siglo XIX. En ellas, se vieron enfrentados los bandos 'revolucionarios' o 'independentistas', favorables a la emancipación de los territorios, y el bando denominado 'realista' o 'virreinal', que defendía la lealtad del rey de España.

   El 22 de enero de 1826 se sitúa en la historia de España y en la de Sudamérica como una fecha clave. En un contexto marcado por la difusión de las ideas liberales de la Ilustración y varias revoluciones en todo el territorio iberoamericano durante el siglo XVIII, ese día los pueblos sudamericanos consiguieron emanciparse por completo de la Corona española, comenzando en el territorio sudamericano un proceso de creación de estados-nación. Marcados por diversos tipos de dictaduras hasta finales del siglo XX, los pueblos sudamericanos también se vieron afectados por consecuencias económicas negativas, pues la pérdida del proteccionismo empobreció notablemente algunas regiones.

   Por su parte, el imperio español en América pasó a reducirse a partir de esos días a las islas caribeñas de Cuba y Puerto Rico, las cuales perdería en la guerra hispano-estadounidense en 1898. La pérdida de las colonias supuso para España no solo el fin de una fuente importante de ingresos, especialemente para la nobleza y la familia real española, sino que también cuestionó fuertemente la monarquía del país.

PÉRDIDA DE CALLAO

   La Fortaleza del Real Felipe, datada del siglo XVIII y situada en la bahía del Callao (Perú), es en la actualidad una de las pocas obras arquitectónicas de carácter militar de Perú y la más grande construída por los españoles en el continente americano. Conformada por cinco baluartes, fue edificada con la intención de defender el puerto de corsarios y piratas que asediaban constantemente el lugar, ya que desde sus aguas zarpaban los buques cargados con riquezas de la región rumbo a España.

   A pesar de haber sido destruida parcialmente por un terremoto, la ciudadela no registró indicentes hasta principios del siglo XIX, cuando comenzaba a germinar la independencia de Perú. La ciudadela rechazó varios ataques, pero en 1821 el fuerte fue sitiado y finalmente entregado por el general español José de La Mar a tropas independentistas, momento en el cual pasó a llamarse 'Castillo de la Independencia' por el general José San Martín.

   Sin embargo, la fortaleza volvió a manos españolas durante el desarrollo de la guerra de la Independencia del Perú, concretamente en la Sublevación del Callao, en 1824. Dos años más tarde, la guerra de la independencia de Perú continuaba y las tropas revolucionarias adelantaban posiciones a la realistas. La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento entre ambos bandos, suponiendo el fin de la guerra y la redención de Perú frente a la corona española mediante la firma de la capitulación de Ayacucho.

   El oficial al mando de la fortaleza, el brigadier español José Ramón Rodil y Campillo, tras su negativa de reconocer la capitulación, luchó contra las fuerzas revolucionarias hasta que el día 22 de enero de 1826, ante la falta de apoyo por parte de España, entregó el castillo.

ANEXIÓN CHILENA DEL ARCHIPIÉLAGO DE CHILOÉ

   Ese mismo mes, y tras varios intentos llevados a cabo por las fuerzas patriotas chilenas, el archipiélago de Chiloé, situado en el sur de Chile, era anexionado al territorio chileno. A pesar de que la población de Chiloé se había unido a la contienda con el bando realista, en favor de la Corona española, en la guerra de la Independencia de Chile, el bando revolucionario organizó hasta tres intentos (en 1820, 1824 y 1826) para la conquista del archipiélago, siendo la última campaña la definitiva.

   La batalla de Maipú (1818) dio como victorioso al bando revolucionario, haciendo que la contienda se situara en el sur del país con la denominada 'Guerra a Muerte' (1819-1832), en la que se vieron enfrentados bandos realistas e independentistas, mapuches y tropas irregulares. En este contexto, la república de Chile organizó en 1820 y 1824, respectivamente, dos campañas para la conquista del Chiloé, pero en ambos casos las tropas realistas salieron victoriosas y mantuvieron el archipiélago dentro de los territorios coloniales españoles.

   Sin embargo, un tercer intento independentista en el mes de enero de 1826 acabó con las fuerzas aliadas a la corona española, quienes se vieron obligadas a entregar el territorio tras la firma del tratado de paz de Tantauco, celebrado el 18 de enero de 1826 y ratificado al día siguiente. Indicando su primer artículo que "La provincia y archipielago de Chiloé con el territorio que abraza, y se halla en poder del ejército real, será incorporado a la república de Chile como parte integrante de ella, y sus habitantes gozarán de la igualdad de derechos como ciudadanos chilenos", la firma del acuerdo autoridades chilenas y españolas puso así fin a la guerra de la independencia de Chile.

FIN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA

   Después del asedio del puerto peruano del Callao, las guerrillas realistas que siguieron fieles a la Corona española se enfretaron en varias ocasiones a los gobiernos independendientes, como sucedió en Venezuela entre 1823 y 1827, en Colombia entre 1827 y 1830, y también en el sur de Chile en 1832.

   A partir de la década de 1820, los nuevos estados sudamericanos y sus gobiernos fueron reconocidos por países como Estados Unidos, Reino Unidos o Francia, con los que establecieron relaciones comerciales, reconociendo éstos la soberanía de aquellos.

   Sin embargo, la corona española no olvidaría sus intenciones de reconquistar territorio sudamericano hasta el fallecimiento del rey Fernando VII en 1833, tras la cual las Cortes españolas renunciarían a sus posesiones en América y, paulatinamente, reconocerían a los nuevos estados iberoamericanos surgidos tras las guerras de la independencia.