Collor ya participó en otra trama corrupta en Petrobras y afrontó un 'impeachment'
RIO DE JANEIRO, 15 Jul. (Notimérica) -
El ex presidente brasileño Fernando Collor de Mello está ahora en el centro de las investigaciones de la Operación Lava Jato por su presunta participación en la trama corrupta de Petrobras, pero no es la primera vez que aparece salpicado por un escándalo; toda su trayectoria política está llena de sospechas.
Collor pertenece a una poderosa familia del estado de Alagoas, dueña de la TV Gazeta, filial de la poderosa TV Globo. Antes que presidente fue alcalde de Maceió y gobernador, y llegó al Palacio del Planalto en 1990 tras derrotar al líder de la izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva. Con 41 años, se convirtió en el político más joven en asumir la presidencia de Brasil.
El pequeño Partido de la Reconstrucción Nacional (PRN) conquistó a los brasileños con la propuesta de poner orden en la acomodada clase política, contener la inflación y recuperar la economía con recetas neoliberales centradas en recortar el gasto público y abrir el capital nacional a las inversiones extranjeras.
Collor eliminó subsidios y órganos del Gobierno, despidió a miles de funcionarios, congeló salarios e incluso impuso un 'corralito' para contener la inflación. Pero sus medidas, además de impopulares, no tuvieron ningún éxito: en 1992 el PIB caía un 1,5% y la inflación rondaba el 1.200%.
El malestar entre la población era cada vez mayor, pero la gota que colmó el vaso fue un caso de corrupción que, paradójicamente, también tuvo que ver con Petrobras. El tesorero de su campaña, Paulo César Farias, habría orquestado toda una trama de tráfico de influencias en la estatal con sobornos a empresarios y políticos, algo muy similar al actual escándalo que vive la empresa. Sin embargo, en este caso, el esquema propuesto por el tesorero había sido rechazada por el consejo administrativo de Petrobras y ocasionó la renuncia del entonces presidente de la estatal, Luis Octávio da Motta Veiga.
El Congreso empezó a investigar su papel, y junto a la presión popular a través de las 'Caras pintadas', un movimiento que nació de una petición desesperada de Collor quien, buscando el apoyo del pueblo solicitó, através de un discurso en directo emitido por todas las televisiones, que los brasileños saliesen a la calle vestidos de verde y amarillo. Sin embargo, el pueblo salió de luto, vestidos de negro, con las caras pintadas solicitando el primer, y hasta el momento, único 'impeachment' ocurrido en Brasil. Era agosto de 1992.
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Una abrumadora mayoría votó a favor de su salida -441 votos a favor y 28 en contra, dejando a Collor inelegible durante 8 años. Poco después dejó el timón del Gobierno, que asumió su vicepresidente, Itamar Franco.
La presidencia de Collor había durado sólo dos años, pero su ambición política no había muerto. Tras un breve exilio dorado en Miami intentó postularse a la alcaldía de São Paulo en 2002, pero no lo consiguió. Su regreso a la vida política se produjo en 2006 cuando fue elegido senador por Alagoas.
Muchos años después de su salida del Gobierno el Tribunal Supremo Federal concluyó que no había pruebas suficientes para concluir que participó activamente de la trama corrupta, pero su implicación en otros casos, como en el Dossier Caimán -que intentó atribuir a políticos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) delitos de evasión fiscal falsos-, han hecho que para la opinión pública brasileña siempre esté bajo sospecha.