Actualizado 01/12/2018 11:46

Acción contra el Hambre lamenta la falta de atención a Venezuela y que la ayuda sea un arma política

Una migrante venezolana en un paso fronterizo en Ecuador
REUTERS / LUISA GONZALEZ - Archivo

   MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -

La crisis de Venezuela corre el riesgo de pasar a la historia por un "triple fracaso", marcada por la pérdida de objetividad al hablar de la situación humanitaria, la utilización de la ayuda como "arma" en el debate político y la falta de atención por parte de la comunidad internacional, ha advertido el director general de Acción contra el Hambre (ACH), Olivier Longué.

   "Nunca jamás he visto el hambre tan politizada", ha lamentado Longué, quien ha recordado que "el hambre se mide de forma objetiva" y, por tanto, no cabría discursión alguna a la hora de determinar si una persona presenta o no problemas de desnutrición.

   También parecer haber "caducado" el mero concepto de "ayuda humanitaria", convertido ahora "en un arma en el debate político" tanto en Venezuela como en la vecina Colombia. Longué ha advertido de que, en Colombia, "aludir a ayuda humanitaria es aludir a las FARC", un conflicto del que ahora precisamente se intenta pasar página.

   El fracaso se completa, ha añadido, con una comunidad internacional "muy ocupada" en otros conflictos de "mucha intensidad" como pueden ser Siria o Yemen. Sin embargo, ha subrayado que la de Venezuela "es la crisis que mueve a más personas con más rapidez", hasta el punto de que ya se ha superado la cifra de tres millones de migrantes, según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

   Acción contra el Hambre lleva más de dos décadas en Colombia, donde solo este año prevé ayudar a más de 41.000 colombianos y más de 24.000 venezolanos --principalmente en la zona de la Guajira--, pero no descarta dar el complicado salto a Venezuela, un país "bastante hermético", como ha reconocido Longué en un reciente encuentro con periodistas.

   En este sentido, ha apuntado que Venezuela está al nivel de Yemen, Eritrea o Siria en lo que se refiere a falta de acceso humanitario, si bien la ONG confía en poder realizar una "encuesta nutricional" sobre el terreno, bien directamente o asociándose con algún grupo local. Longué ha confirmado "contactos interesantes con el sector académico.

   La responsable para América Latina de ACH, Benedetta Lettera, ha cuestionado también la falta de objetividad a la hora de hablar de lo que está pasando en Venezuela y ha defendido que cualquier alianza estará basada en "principios humanitarios". Por principios, la ONG descarta asociaciones con grupos que tengan enfoques políticos o religiosos.

   Precisamente esta semana el Gobierno de Nicolás Maduro y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) firmaron un acuerdo para la ampliación de la ayuda que la agencia ha venido brindando, con una especial atención en grupos vulnerables. Desde agosto, ha entregado 130 toneladas de medicamentos y otros suministros de salud y nutrición para 350.000 mujeres y niños de Venezuela.

   Maduro achaca el declive económico del país --según el FMI sufrirá en 2019 una inflación de 10.000.000 por ciento en 2019-- a la "guerra económica" promovida por la oposición y apoyada por gobiernos extranjeros, mientras que sus detractores la atribuyen a una mala gestión política que nada tiene que ver con presiones internacionales.

DESNUTRICIÓN Y OTRAS AMENAZAS

   Según el último informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, casi el 12 por ciento de la población presenta subalimentación, pero la falta de alimentos --provocada en gran medida por los problemas de suministros y el encarecimiento de los precios-- no es la única amenaza a la que se enfrenta Venezuela.

   De hecho, Longué ha afirmado que quienes cruzan la frontera no presentan un estado de desnutrición "alarmante" y ha citado como el "gran déficit" de la población venezolana el empeoramiento del sistema sanitario. Este déficit se hace patente en el caso de enfermos crónicos o en pacientes que no recuperan peso después de una enfermedad.

   El perfil de quienes cruzan la frontera es diverso, pero el responsable de ACH ha apuntado que "no todos culpan a Maduro" por la situación de la que huyen y que la mayoría confía en volver "en el momento en que la situación mejore", algo que muchos asumen que no pasará en los próximos años.

   Tampoco se prevé que pare el goteo constante en la frontera, de tal forma que incluso se baraja que la cifra pueda alcanzar en los próximos meses los dos millones de personas en Colombia. "No hay elementos a la vista para pensar que el flujo va a bajar", ha declarado el director de ACH.

   La tónica se repite no solo en el caso colombiano, ya que también se prevé que se duplique o incluso se triplique la cifra de medio millón de venezolanos que han llegado por ahora a Perú, otro de los países que más migrantes ha recibido durante este último año.

SOLIDARIDAD PESE A TODO

   Quienes recalan en Colombia llegan a través de una frontera "muy porosa" a un país que, en palabras de Longué, les acoge con "solidaridad", a pesar de que la Guajira es una zona "bastante deprimida" y de la presión que este tipo de flujos suelen suponer para poblaciones locales.

   Del millón de migrantes que han llegado a Colombia, más 570.000 están regularizados --con permisos de estancia y trabajo-- y otros 240.000 están "en proceso". Además, Colombia está escolarizando a los niños venezolanos y garantiza la atención sanitaria de urgencia.

   "Me impresionó la actitud de Colombia. Acoge a un millón de personas con los brazos abiertos", ha celebrado Longué, que ha descartado casos de xenofobia entre dos pueblos que, a pesar de las diferencias políticas entre sus respectivos líderes, siguen sintiéndose muy "hermanos".