Actualizado 17/10/2014 22:14

La líder indígena Ruth Buendía: "El Estado peruano mató más que Sendero Luminoso"

Ruth Buendía
Foto: EUROPA PRESS

MADRID, 17 Oct. (Notimérica/EP) -

   La activista y líder de la Central Asháninka del Río Ene (CARE), Ruth Buendía, lleva casi diez años luchando por los derechos de su pueblo, perteneciente a la etnia de los asháninkas, aunque reconoce que, a pesar de los numerosos problemas, desde el año pasado la situación de los suyos y la relación con el Gobierno peruano han mejorado considerablemente.

   Su comunidad, que permanece aislada en mitad de la Amazonía, sigue teniendo problemas de "acceso a la salud y a la educación" y sigue pidiendo soluciones al Gobierno peruano. Sin embargo, Ruth Buendía cuenta con grandes victorias, como encabezar la campaña que logró paralizar en 2011 la construcción de las hidroeléctricas de la empresa brasileña Odebrecht, que amenazaban con provocar el desplazamiento de miles de asháninkas. Algo que le valió el premio internacional Goldman 2014 para defensores del medioambiente.

   "Está parado, pero podría volver a retomarse", señala Buendía, que explica que entiende que "hay un interés económico del Estado", pero que este tiene que entender que los asháninkas también "forman parte del medioambiente". El Gobierno "tiene que hacer un proceso de consulta previa que no hace y también tiene que otorgar información anticipada", afirma en una entrevista en exclusiva con el portal Notimérica/EP.

VÍCTIMAS DEL CONFLICTO

   Por desgracia, no es la primera vez que los asháninkas han visto en peligro su territorio y su vida en armonía con la naturaleza. A finales de los 80 y en la década de los 90 más de 6.000 miembros de la etnia murieron o desaparecieron, víctimas del conflicto armado con la guerrilla de Sendero Luminoso, algo que "hasta ahora el Estado peruano no reconoce", señala Buendía.

   "Para nosotros es un tema muy sensible y complejo. Hemos sufrido el terrorismo de Sendero Luminoso y del Estado, de los dos, pero el Estado mató a más personas y familias", asegura Buendía, que afirma que los asháninkas fueron "engañados" por los guerrilleros que se aprovechaban de su "desconocimiento y analfabetismo" y les prometían una vida de "éxito y lujo" si se unían a la lucha.

   "La historia nos ha dado la experiencia para poder decir que en la historia nos han utilizado y esto no debería pasar cada vez que haya ensayos de política en el país", asegura la líder, que al mismo tiempo denuncia la desmemoria y lo poco que se sabe acerca del genocidio de su pueblo. "El Estado mismo tiene temor a financiar para que se siga investigando", indica.

   Por contraparte, la activista afirma que "los asháninkas quieren seguir siendo peruanos a pesar de toda la violencia que han sufrido", pero no están dispuestos a actuar nunca más de forma pasiva. "Nosotros como pueblos indígenas exigimos al Estado que nos de educación, acorde a la realidad de nuestras comunidades, y también apoyo en asistencia técnica en la agricultura" porque si se contrarresta el analfabetismo la comunidad "va a poder decidir".

LOS JÓVENES DESCONOCEN LO QUE PASÓ

   "La mayoría de los jóvenes peruanos no saben qué pasó", señala Buendía en referencia al desconocimiento de las generaciones actuales sobre el conflicto en el país. "A nosotros nuestros padres nuestros abuelos, nos cuentan qué pasó, por qué estamos aquí. Hay poca familia y nos explican que por la violencia social se desplazaron a otra comunidad, a otro distrito o a la capital", relata.

   "La razón por la que nosotros transmitimos lo que pasó es que no debería volver a pasar y tenemos que tener mucha información para evitarlo", explica la activista, que cree que actualmente en Perú hay muchos jóvenes que "se preparan profesionalmente para ser líderes personales, pero no para la comunidad".

UNA LÍDER EN UNA CULTURA PATRIARCAL

   La activista dirige una comunidad profundamente patriarcal, pero su capacidad de liderazgo hizo que en 2005 la eligieran como representante para la comunidad del Río Ene. "Las que me eligieron son las mujeres. Culturalmente los asháninkas son machistas, pero la organización en aquel entonces no tenía credibilidad ni representatividad", recuerda Buendía.

   "Tratamos de ser diplomáticos con el Estado para poder dialogar. Siempre con temor, porque el Estado nos ha excluido durante siglos", afirma la líder, que sí que reconoce que el Gobierno actual ha tenido algunas buenas iniciativas.

   Si le dan a elegir entre los mandatarios que han dirigido en los últimos años el país, se queda con "el Gobierno de Ollanta Humala" porque "aprobó la ley de consulta a los pueblos indígenas y trabaja para implementar carreteras en la zona del Río Ene".

   "Tiene buena voluntad, pero el Gobierno regional muchas veces lo impide. Los temas de salud y de educación corren a cuenta de la región, que tiene algunos poderes, pero no administrativos, por lo que hay falta de capacidad de ejecutar programas", aparte de que en ocasiones "no hay mucha voluntad de atender a los indígenas".

   Buendía está de visita en Madrid por las jornadas del 'Octubre asháninka' que se celebran en Casa América, donde su pueblo tiene la oportunidad de transmitir su cultura y su forma de vida, además de poder denunciar en el extranjero "las carencias" con las que tienen que sobrevivir día a día.

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