MADRID 26 May. (EUROPA PRESS) -
La Fundación para la Democracia Internacional, que ya denunció en 2017 en un informe y ante el Papa Francisco "explotación y graves violaciones de derechos humanos" en la construcción de la infraestructura para el Mundial de Catar 2022, ha publicado un nuevo documento en el que reitera su denuncia y en el que afirma que han muerto más de 6.500 obreros migrantes desde 2010.
Así lo indica en la última actualización de su informe titulado 'Detrás de la pasión', y exige la intervención del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y de las asociaciones de fútbol a nivel mundial.
El presidente de la Fundación para la Democracia Internacional y de la Federación Internacional de Museos de Derechos Humanos, Guillermo Whpei, denuncia las "violaciones de los derechos humanos en Catar" a donde viajan miles de inmigrantes procedentes de Nepal, India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas y Kenia para trabajar en construcciones vinculadas a la Copa del Mundo.
Hace cuatro años, la Fundación ya presentó una primera versión de este informe denunciando "esclavitud" y Whpei viajó al Vaticano para entregarle una copia del mismo al Papa Francisco. Según informó entonces el portal de noticias 'Crux', la fundación del Papa Scholas envió una carta a la FIFA mostrándole su preocupación por esta situación.
Ahora, la Fundación para la Democracia Internacional actualiza aquel informe y asegura que continúan produciéndose violaciones de derechos humanos. En concreto, asegura que los empleados están obligados a trabajar "entre 16 y 18 horas diarias, 7 días a la semana, realizando tareas al aire libre y soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados".
"Como si esto fuera poco, las viviendas que les proporcionan son espacios reducidos en los que viven hacinados, sin contar con las mínimas condiciones higiénicas", asegura Whpei.
Aunque precisa que se ha abolido del sistema de esclavitud moderna, denuncia que aún hoy, en 2021, "continúan poniéndola en práctica" sobre los obreros.
"La confiscación de los pasaportes --que los trabajadores entregan firmando un formulario--, las altas tarifas de contratación, las condiciones inhumanas en las que realizan su trabajo y se alojan, el no pago de los haberes en término y las prácticas engañosas de captación siguen siendo habituales en Catar", afirma Whpei.
Además, advierte de que la pandemia de la COVID-19 ha agravado la situación de los obreros en Catar, dado que muchos de ellos han quedado confinados en campos de trabajo, muchos de ellos sin salario y sin la posibilidad de volver a sus países o seguir trabajando.
En todo caso, la Fundación para la Democracia Internacional reconoce los avances realizados en legislación laboral en Catar, la adhesión del país árabe a dos tratados internacionales de derechos humanos, la instauración de un salario mínimo, la instalación de una oficina de OIT y la cooperación de ésta con el Estado catarí.
"Entendemos que aún queda mucho trabajo por hacer para estar en consonancia con los derechos reconocidos a los trabajadores por las convenciones internacionales en la materia", concluye Whpei.