ROMA 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha recordado a los 43 estudiantes desparecidos en México y ha denunciado que se "hace visible la realidad dramática de la criminalidad que existe detrás del comercio y tráfico de drogas", durante los saludos a los fieles de lengua española reunidos en la Plaza de San Pedro durante la audiencia general.
"Quiero expresar a los mexicanos, los aquí presentes y a los que están en la patria, mi cercanía en este momento doloroso de la legal desaparición, ahora lo sabemos, asesinatos, de los estudiantes", ha manifestado Francisco.
Por otro lado, ha reivindicado el papel relevante de San Juan Pablo II y del cardenal Antonio Samoré en la mediación entre Chile y Argentina para alcanzar el llamado Tratado de Paz y Amistad firmado en 1984 que determinó la fijación del límite entre los dos países desde el canal Beagle hasta el pasaje de Drake al sur del cabo de Hornos.
Así, ha destacado su "voluntad de diálogo" y ha expresado su deseo de que todos los pueblos que tengan conflictos de cualquier índole se animen a solucionarlos en la mesa del diálogo y no en la crueldad de la guerra".
"Me agradó ver a los militares chilenos en este trigésimo aniversario de la firma del Tratado de paz de Argentina y Chile. Los límites ya están claros no nos vamos a pelar por los límites nos vamos a pelear por otras cosas pero no por los límites", ha comentado.
Además, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad política "a favor de los cristianos perseguidos". Así ha clamado que los cristianos tienen derecho a encontrar "seguridad y serenidad" en sus países para poder "profesar libremente la fe".
Durante su catequesis ha reflexionado sobre el ministerio de la Iglesia. El Pontífice ha señalado que "un ministro de la Iglesia sabe que tiene que aprender de los demás incluso de los que están lejos de la fe y de la Iglesia".
Además, ha reseñado que no se es obispo, sacerdote o diácono "porque se es inteligente o mejores de los demás" sino porque se tiene la fuerza del "don de amor de Dios". En esta línea, ha criticado la "actitud autoritaria" en el ministerio de la Iglesia porque no se puede ejercer de obispo, sacerdote o diácono "como si todos estuvieran a sus pies o como si la comunidad fuera su propiedad o su reino personal".
El Pontífice ha explicado que un pastor que es consciente de que el propio ministerio nace de la misericordia y del corazón de Dios se aleja de "la tentación de ponerse en el centro de la atención y de fiarse solo de sí mismo", al tiempo que ha clamado contra la "vanidad" el "orgullo", la "autosuficiencia" o la "soberbia" de algunos sacerdotes.
Así, ha sentenciado que un ministro de la Iglesia debe ser "siempre humilde y comprensivo" al relacionarse con los demás porque está llamado a "custodiar la fe con valentía" y escuchar a los demás.