SAO PAULO, 23 Mar. (Notimérica) -
En septiembre de 2010, bajo el mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil atravesaba un momento fundamental para su industria petrolera, ya que estaba en juego acceder a una compañía, Petrobras, que tenía una posición ventajosa para la explotación del mayor descubrimiento existente de petróleo en la región desde los años 70, el Pre-Sal.
El descubrimiento de las áreas de Pre-Sal, con campos petroleros como Tupí y Libra, situaban potencialmente al país en un espacio de cinco años, según las planificaciones originales, como uno de los principales productores de petróleo del mundo fuera de la Organización Mundial del Petróleo (OPEC), incluso por encima de algunos de los principales países con una historia de producción petrolera relevante en la región, como Venezuela y México.
Las perspectivas en 2010 eran altas, según desarrolla el informe titulado 'El mercado de Oil & Gas de Brasil: Gestionando las expectativas', de la consultora Llorente & Cuenca. Probablemente nunca se había vivido un fenómeno económico como el registrado en Brasil en los últimos cinco años del último decenio y que llevó al país "a colocarse entre las ocho economías más grandes del mundo".
Este proceso de crecimiento tiene un punto culminante: La salida a Bolsa de Petrobras, que se realizó en la bolsa de São Paulo y supuso la mayor venta de acciones jamás efectuada, recaudando 70 billones de dólares.
Cinco años después, el sector se enfrenta a una situación mucho más compleja, donde algunos aspectos han derivado de "la situación macroeconómica que influye en la percepción de riesgo del país" y otros se deben a causas internas de "un sector que enfrenta una doble crisis de transparencia y de operatividad", según explica el informe.
Cómo el sector petrolero en Brasil ha pasado de ser uno de los sectores con mayores perspectivas para inversores internacionales a tener que enfrentar cuestionamientos acerca de su vulnerabilidad y de la habilidad de cumplir las metas planteadas, puede explicarse apelando a cómo funciona el mercado en general: "Lo que ocurre en el sector, es similar a lo que pasa cuando un cliente, después de realizar una compra de un producto, este no responde a las expectativas puestas en él".
Las reglas instauradas para la explotación de las áreas de Pre-Sal por parte del Gobierno convierten a Petrobras en la única autorizada para actuar como operadora en todos los campos del área de Pre-Sal, junto con otras compañías extranjeras que funcionan como socios inversores y la entidad estatal reguladora, PPSA.
Además, la regulación también establece ciertas normas para que los equipos utilizados en estas explotaciones tengan un contenido brasileño en la contratación de suministradores y empleados del país, con lo que se quiere impulsar la industria naval-astillera, pero que, en la práctica, "encarecen el coste de explotación con las inversiones tanto en desarrollo de tecnología, como en la necesidad de capacitación de estos trabajadores". A todo esto se añaden las recientes investigaciones de corrupción.
EN BUSCA DE SOLUCIONES
Hay una sobreoferta que supera con creces la demanda, por lo que los precios bajan. Para solventar este problema, habría que "implantar una estrategia que permita trasladar perspectivas realistas sobre el futuro, esto es, clarificar la incertidumbre". Para el sector, en estos momentos, "comunicar con claridad y coherencia es fundamental", porque solo eso ayudará a los inversores y al resto de agentes a eliminar las dudas con respecto a la evolución del mercado brasileño, según establece el informe.
También habría que buscar una "mayor flexibilidad": Cuando las condiciones del mercado cambian, una rápida reacción o reajuste puede suponer una gran diferencia en términos de rentabilidad, pero, sobre todo, de credibilidad.
En tercer lugar, lograr la competitividad. La caída de los precios, lleva indudablemente a una necesidad de impulsar la competitividad del sector con respecto a otros países productores. En ese sentido cabe resaltar cómo la llegada de las nuevas tecnologías, como el fracking, han impulsado la producción de petróleo a nivel global, creando una sobreoferta que esta llevando a un replanteamiento y reconfiguración del mercado.
En definitiva, el petróleo siempre ha sido considerado como un tema de "soberanía nacional". Por eso, el sector debe dar respuestas claras y contundentes a este desafío.