MADRID, 27 Dic. (Notimérica) -
La fractura hidráulica, conocida como 'fracking' por su nombre en inglés, es un técnica empleada para posibilitar o aumentar la extracción de gas o petróleo del subsuelo.
Una mezcla de 100.000 centímetros cúbicos de agua tratada químicamente y arena son inyectadas al subsuelo para fracturar la roca y liberar gas o hidrocarburos. Baja hasta una profundidad de entre 2.500 y 5.000 metros donde se encuentran los yacimientos y, ahí, la alta presión genera la ruptura de las rocas no porosas que rodean al recurso y este sale a la superficie.
El método, muy rentable económicamente debido al aumento del precio de los combustibles fósiles, se ha propagado especialmente en Estados Unidos, pero también en todo el mundo. Cada vez son más los países en los que se usa y algunos que lo tuvieron vetado, como Reino Unido, han levantado la prohibición.
Ecologistas y numerosas organizaciones específicas para luchar contra el 'fracking' denuncian que los acuíferos subterráneos pueden verse afectados por filtraciones del agua tratada químicamente y por la llegada del gas metano, que produce el fenómeno del agua inflamable.
Además, los críticos del 'fracking' argumentan que también contamina el terreno de los acuíferos, consume enormes cantidades de agua, utiliza sustancias químicas tóxicas y cancerígenas, o que entre un 15 y un 80 por ciento del fluido inyectado para la fractura regresa a la superficie como agua de retorno.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) elaboró un informe que asocia la fracturación hidráulica con la contaminación de las aguas en el estado de Wyoming, mientras que en 2011 la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo, concluyó que el 'fracking' era altamente contaminante.
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