MADRID, 2 Oct. (Notimérica) -
El tratado comercial pactado la noche del domingo entre Estados Unidos y Canadá (tras un acuerdo previo entre EEUU y México) alterará, aunque probablemente no revolucionará, la forma en que operan los negocios en el bloque comercial de los tres países.
Tras casi 25 años de negociación, México, Estados Unidos y Canadá han ratificado el pacto comercial USMCA (por sus siglas en inglés) que remplaza al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 "con un estándar del siglo XXI" para apoyar un comercio que "beneficie a los tres países con mercados más libres y justos que robustecen el crecimiento económico en la región", como se lee en el preámbulo dado a conocer este 1 de octubre.
Los congresos de los tres países aún deben aprobar la firma de este nuevo acuerdo, también denominado TLCAN 2.0. Bajo la óptica del mandatario de México, Enrique Peña Nieto; del de EEUU, Donald Trump; y de el de Canadá, Justin Trudeau, se trata de una solución beneficiosa para todos.
NUEVO PACTO
Este nuevo pacto plantea una revisión cada seis años y su terminación después de 16. "La versión anterior no tenía esta revisión, no había una sistematización de la actualización del tratado de libre comercio, es un cambio significativo. En teoría, después de los seis años se termina, a menos que en la revisión sexenal se prolongue su vida otros seis o más, incluso en una revisión se podría eliminar la terminación", señala el director de los programas de Derecho de la Escuela de Monterrey, Fernando González-Rojas en una entrevista para 'Actualidad RT'.
Otro de los cambios que se han pactado son las reglas de origen en materia automotriz. De entrada, el porcentaje contenido de un vehículo que debe construirse dentro del bloque comercial para beneficiarse del privilegio de no pagar aranceles para entrar o salir de estos tres países aumenta del 62,5% al 75%. Una cláusula más atrevida requiere que entre 40% y 45% de las partes de un vehículo se construyan en donde los trabajadores ganen 16 dólares la hora.
Trump había amenazado con pasar del TLCAN a un pacto bilateral con México e imponer impuestos a las exportaciones canadienses de vehículos a EEUU si Ottawa no firmaba antes de la medianoche del 30 de septiembre.
Además, el nuevo pacto reduce las cláusulas que protegen inversiones extranjeras. La directora de Global Trade Watch y fuerte crítica del TLCAN,Lori Wallach, elogió el nuevo acuerdo por refrenar lo que ella llamó el "indignante" sistema de tribunales que permitía que grandes compañías "lanzaran ataques contra políticas medioambientales y de salud".
Por otro lado, México se encontraba preocupado por la posibilidad de que el acuerdo limitara el control del país sobre sus recursos petroleros. Sin embargo, el acuerdo establece que México tiene la propiedad directa, inalienable e imprescriptible de todos sus hidrocarburos en su subsuelo.
El comercio digital es un nuevo apartado introducido en este acuerdo. Las partes prohibieron la aplicación de derechos aduaneros y otras medidas discriminatorias a productos digitales distribuidos en forma electrónica (libros electrónicos, videos, música, software O juegos). Además, aseguraron la posibilidad de transferir datos de manera transnacional y que se reduzcan al mínimo las restricciones con respecto a dónde se pueden almacenar y tratar los datos, a fin de reforzar y proteger así el ecosistema digital global.
Por último, los tres países han acordado un capítulo sobre el trabajo logrando la representación de los trabajadores en los convenios colectivos en México, que se compromete a tomar medidas legislativas concretas para asegurar el efectivo reconocimiento del derecho de negociación colectiva. De esta forma, si se logra un aumento salarial en dicho país, aumentaría la competitividad relativa en EEUU y Canadá.