BOGOTÁ, 30 Sep. (Notimérica) -
El funcionamiento de los mercados se basa en el incremento del precio aparejado al refinamiento del producto. Por esto, el agricultor que cultiva tomates no recibirá la cantidad que se paga por un kilo en el supermercado. Lo mismo ocurre con la cocaína.
La rentabilidad de esta droga, de la cual Colombia es la mayor productora a nivel mundial, es innegable. El tráfico de drogas, tal y como ha reflejado la famosa serie 'Narcos', te enriquece de tal forma que, como recuerda la serie, Pablo Escobar se vio obligado a esconder bajo tierra millones de dólares porque no tenía, literalmente, sitio para guardarlos.
Pero no todos los nodos de producción de cocaína funcionan así. En el negocio de la cocaína el agricultor solo recibe una pequeña parte del coste final del producto aunque, en este caso, tan solo es un 0,04 por ciento, según datos del Observatorio de Drogas de Colombia.
Este, por ser un mercado ilegal, no se sujeta a las reglas de juego de los mercados tradicionales, ordenados por la oferta y la demanda. El monopsonio --monopolio en el que existe un solo comprador o muy pocos-- que impera en el cultivo de hoja de coca en Colombia obliga a los agricultores a venderlas a cualquier precio, lo que incrementa aún más la ganancia de los narcotraficantes.
Además, en ocasiones los agricultores ni siquiera reciben dinero por su producto, sino que se ven obligados, ante la vulnerabilidad social y económica que viven, a aceptar el trueque como método de pago. La situación de precariedad que acosa a los productores se retroalimenta a sí misma: los escasos recursos de los que disponen no les permiten presionar al comprador ni dedicarse a otra cosa.
EL CICLO DE LA COCA
La producción de cocaína se inicia con el cultivo y recogida de hoja de coca, planta que ocupa unas 188.000 hectáreas de Colombia -- 1.880 kilómetros cuadrados, un 0,16 por ciento de la superficie total de Colombia--, según los datos de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de Estados Unidos (Ondcp por sus siglas en inglés).
El promedio del precio de hoja de coca fresca, la base de lo que luego será cocaína, es de 1,1 dólares el kilogramo.
El siguiente paso es la formación de pasta de coca, que se crea añadiendo disolventes como queroseno o gasolina, así como ácidos como el sulfúrico. El precio de este producto, que ya poco tiene que ver con la hoja original, es de 1.011 dólares el kilo.
Antes de convertirse en polvo de cocaína, conocido como clohidrato de cocaína, tiene que crearse una base. A la pasta anterior, que ya había incrementado notablemente su precio, se le añaden oxidantes, como peróxido de hidrógeno, ácido sulfúrico y amoniaco. El precio medio de la base de cocaína, producto inmediatamente anterior al polvo listo para esnifar, es de 1.432 dólares el kilo.
Por último, se produce el clorhidrato de cocaína, el producto final, listo para el consumo. Para finalizar este producto, se corta la base de cocaína con éter etílico, acetona y ácido clohídrico. Por último, el traficante que provee las calles de drogas la mezcla con sustancias de apariencia similar, como polvos de talco, polvo de tiza o medicamentos picados para incrementar aún más sus ganancias.
En Colombia, un kilo de cocaína lista para el consumo cuesta unos 2.521 dólares el kilo, casi el doble que la base de cocaína y hasta 2.000 veces más que la hoja de coca con la que se empezó.
AUMENTO DE PRODUCCIÓN
A los precios desorbitados de la cocaína en Colombia se suma el alarmante aumento de producción que ha experimentado esta droga. La Administración para el Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) ha advertido de que el consumo de cocaína en Estados Unidos ha alcanzado su punto más alto desde 2007. El 92 por ciento de esta droga es de origen colombiano.
El organismo ha publicado un informe en el que se recoge que en el periodo comprendido entre 2013 y 2017 la producción de cocaína colombiana ha crecido un 134 por ciento, según ha reflejado 'Infobae'.
El aumento de producción de cocaína está ligada directamente a los altos ingresos que supone su distribución y su venta, lo que conlleva mayores facilidades para saltarse la ley. El negocio de la droga en Colombia, un problema que ha saltado a la esfera internacional ya que su mayor consumidor es Estados Unidos, mueve tal cantidad de dinero que su erradicación parece un imposible, aún a pesar de las políticas gubernamentales de sustitución del cultivo.
La rentabilidad del negocio es simple. El escasísimo precio al que se paga la hoja de coca al agricultor, sumado a las decenas de productos muy baratos con los que se corta y al alto precio que los consumidores están dispuestos a pagar, conforman el negocio perfecto para el narcotraficante, que sin cultivar la tierra, mezclar el producto o venderlo en las calles ve su cuenta aumentar minuto a minuto.