RÍO DE JANEIRO, 28 Nov. (Notimérica) -
Las mascotas olímpicas de Río de Janeiro 2016 -aún sin bautizar-- son las últimas en incorporarse a la familia olímpica, un particular zoológico poblado por simpáticos animales en forma de peluche pero también por seres de difícil descripción. La primera mascota fue Waldi, un perro salchicha de los Juegos Olímpicos de Munich 1972, pero el perro más recordado es sin duda Cobi, símbolo de Barcelona '92.
La creación del diseñador valenciano Javier Mariscal tuvo una fría acogida al principio. Muy pocos se entusiasmaron con las formas cubistas de este 'gos d'atura', una raza de perro pastor típicamente catalana. Sin embargo, Cobi -que se llama así en homenaje a las siglas del Comité Organizador de Barcelona 92-, fue calando poco a poco.
La serie de dibujos animados fue un éxito, igual que su amiga Petra, la simpática mascota de los Juegos Paralímpicos que, a falta de brazos, usaba sus trenzas. Al final Cobi ha permanecido en el imaginario colectivo convertido en un icono pop, igual que otras mascotas 'vintage', como Curro (Expo de Sevilla 92) y Naranjito (Mundial de Fútbol de España 82).
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En la misma ceremonia de clausura de los Juegos de Barcelona en la que Cobi subió al cielo en un gran barco de papel plateado se presentó en sociedad a su sucesor, la mascota de Atlanta 96. Era una figura antropomórfica de color azul que acabó llamándose Izzy. La mascota, igual que las Olimpiadas que organizaron los estadounidenses, no fue el éxito que se anunciaba. Su diseñador, John Ryan, tuvo que rehacerla ante las críticas y fue un fracaso desde el punto de vista comercial.
Cuatro años más tarde los anillos olímpicos viajaron al hemisferio sur coincidiendo con el cambio de milenio. Los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 trajeron por primera vez tres mascotas: Syd, Olly y Millie. Para huir de los tópicos australianos del koala y el canguro la organización rebuscó un poco entre la exótica fauna local: Syd era un ornitorrinco, Olly una kookaburra y Millie un equidna, similar a un erizo.
En Atenas 2004 las mascotas fueron clásicas en el fondo pero innovadoras en la forma. Athenà y Phèvos -Atenea y Febo en español- hacían referencia a la diosa de la sabiduría y protectora de la ciudad y a Apolo, divinidad de la luz, la música y el deporte. Pero sus formas poco tenían que ver con las de los dioses del Olimpo, ya que estaban inspiradas en sencillas figuras de terracota del siglo VIII a.C.
Tampoco estuvieron exentas de polémica. La Sociedad Griega de Amigos de los Antiguos, destinada a la preservación de la cultura helénica, demandó al Comité Organizador de los Juegos por una cifra de tres millones de euros, al considerar que las mascotas eran un insulto a dos de los dioses más importantes del panteón olímpico.
LA FAMILIA CHINA Y EL ACERO DE LONDRES.
Las megalomanía de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 tuvo un contrapunto tierno en sus mascotas. Por primera vez no hubo una, ni dos, ni tres: fueron cinco y se les conoció como Fuwa, que en chino significa 'los niños de la suerte'.
Beibei, Jingjing, Huanhuan, Yingying y Nini representaban al mismo tiempo los cinco anillos olímpicos y los cinco elementos del taoísmo (agua, madera, fuego, tierra y metal). Además, el simbolismo no acaba ahí, pues sus nombres eran el resultado de duplicar las sílabas de la frase 'Beijing huanying ni', que significa 'Pekín les da la bienvenida'.
Mucho más sencillo fue el origen de las mascotas de Londres 2012, dos gotas de acero con un único ojo. La organización promocionó el nacimiento de Wenlock y Mandeville como si hubieran sido creadas por uno de los constructores del estadio olímpico, que al jubilarse decide hacer unos muñecos a sus nietos con el sobrante de las obras.
Los nombres de las dos mascotas hacen referencia a dos localidades británicas muy relacionadas con el movimiento olímpico. Wenlock viene de los Wenlock Games, una de las inspiraciones del barón Pierre de Coubertin, fundador del movimiento olímpico moderno. Mandeville, la mascota paralímpica, llevaba ese nombre porque en los años 40 el doctor Ludwing Guttman animaba a los antiguos soldados con lesiones de médula espinal a practicar algún deporte. De su impulso nacieron los Juegos Stoke Mandeville, que de alguna forma también son unos precursores de los actuales Juegos Paralímpicos.
Las mascotas de Río de Janeiro 2016 aún no tienen nombre y de momento tan sólo son un homenaje a la diversidad de la fauna y la flora brasileñas. El representante de los Juegos Olímpicos tiene cara de felino y cuerpo de mono, aunque también vuela. La mascota de los Paralímpicos es una planta con una frondosa cabeza de la que saca todo tipo de objetos. Los nombres se decidirán a través de Internet y hay tres opciones: 'Oba' y 'Eba'; Tiba Tuque' y 'Esquindim'; y 'Vinicius' y 'Tom'.
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