MADRID, 24 Sep. (Notimérica/EP) -
Acostado sobre la cama para recluirse del mundo pasó los últimos años de su vida el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, de cuya muerte se cumple este año el 20 aniversario, y es que "para él la realidad eran los personajes de sus novelas", ha destacado su viuda.
Se trasladaba al universo que creaba para sus obras, desde aquella habitación del número 31 de la Avenida de América de Madrid, que terminó siendo su refugio ante el mundo. Un lugar íntimo y personal cargado de objetos, que quedan por primera vez al descubierto en una exposición que acoge la madrileña Casa de América a partir de este jueves.
"Él siempre tenía que estar escribiendo. 'Cuando ya no importe' no creo que supiera que iba a ser su última obra porque estuvo escribiendo hasta que murió. Todos los escritores que son de corazón no paran de escribir, no pueden evitarlo", ha destacado Dolly Onetti en una entrevista en exclusiva para el portal Notimérica.com, editado por Europa Press.
Su vitalidad la trasladaba a sus creaciones, con obras desgarradoras que se fijaban "en lo más bajo, lo más perdido" de la sociedad. Se adentraba en la más cruda realidad, hasta desmenuzarla por completo, a través de personajes, cargados de ternura y sufrimiento.
"A él le podía interesar más hablar con una prostituta que con un Premio Nobel. Le interesaba el ser humano. Hay escritores cuyo entorno es exclusivamente un ambiente intelectual. Sin embargo, él pasaba horas hablando con Paquita, una mujer con muy poca formación, que era la asistenta de Dolly y Juan Carlos", ha señalado Claudio Pérez, comisario de esta exposición junto a Raúl Manrique.
La cama en la que pasó los últimos años de su vida, su máquina de escribir, lecturas con anotaciones personales o la correspondencia que mantuvo con escritores como Octavio Paz o Gabriel García Márquez son algunas de los cerca de 300 objetos que se muestran en esta exposición que permite descubrir el universo íntimo de Onetti.
"Era un hombre de una sensibilidad enorme. Captaba el dolor ajeno. Entendía a la gente. Era una persona que no tenia nada que ver con ese personaje osco y agresivo que dicen que tenía. Un hombre que entendía las debilidades, los fracasos humanos. Tiene una visión entrañable y no juzgadora", ha defendido su viuda sobre un autor que fue galardonado en 1980 con el Premio Cervantes.
Su obra, tachada de pesimista, descubría un mundo desgarrado y al mismo tiempo bello, y en ella se podía descubrir el compromiso ético de este autor, que siempre se posicionó del lado del débil, permitiendo al lector darse de bruces con la más dura realidad.
"La literatura de Onetti muestra nuestra condición con mucha claridad. Yo no creo que sea pesimista. A todo el mundo no le gusta que se lo expongan tan claramente la realidad, prefiere pensar que las cosas son distintas" ha destacado Claudio Pérez.
Escribía sin prejuicios este escritor, que a pesar de preferir evadirse del mundo cercano y cotidiano, prefirió retratarlo sin tapujos, ofreciendo una narración única de la crudeza de la realidad.
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