MANAGUA, 20 Feb. (Notimérica) -
Poeta, periodista y diplomático, el nicaragüense Rubén Darío es considerado el "príncipe de las letras castellanas" y el padre del modernismo en español. Nació en Metapa (hoy Ciudad Darío) y murió en en León el 6 de febrero de 1916.
En 1909 el artista escribió: "esas cinco patrias pequeñas que tienen por nombre Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras han sido y tienen necesariamente que ser una sola patria grande".
Fue un hombre de patria inmensa, cuyo hogar se repartió por todo el mundo y cuya vida dejó huella en países como Chile, España o Francia. Rubén Darío fue un hombre profundamente centroamericano, venido de esa tierra, emigrante entre esos países y narrador de ese mundo. Por eso, proponemos un viaje con más de cien años de historia para seguir los pasos del poeta por esta región y entender algo más al nicaragüense.
NICARAGUA, EL PAÍS DARIANO
Rosa Sarmiento estaba de paso en Metapa cuando se puso de parto. Así fue como nació Félix Rubén García Sarmiento, nombre real del poeta. En 1920, Metapa pasó a denominarse Ciudad Darío y hoy en día acoge la Casa Natal del literato, convertida en museo, que conserva la estructura original con sus paredes de adobe y taquezal. Fue declarado Monumento Nacional en 1943 y está dotado de un auditorio al aire libre construido en el patio de la casa. Alrededor de la zona se encuentra el complejo natural de las Lagunas de Moyúa, con una gran riqueza natural.
Rubén pasó su infancia en la universitaria y culturalmente fértil ciudad colonial de León, llena de leyendas y tradiciones. Fue un lugar de reunión y tertulias de afamados poetas e intelectuales del siglo XX. Su catedral barroca, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011, acoge hoy en día la tumba del poeta, al pie de la estatua de San Pablo.
A los 14 años se mudó a la capital y trabajó durante un tiempo en la biblioteca nacional, que ahora lleva su nombre. En la optimista Managua, que en náhuatl significa "rodeada de estanques", se encuentra una bonita fuente en mármol tallado en honor al poeta y, al norte, el Teatro Nacional Rubén Darío, construido para celebrar el centenario del nacimiento del escritor y donde se lleva a cabo una intensa actividad artística y cultural.
"Yo te lo agradezco en que forje; mi empeño / la caja de armonía que guarda mi tesoro" le declaró Rubén, en verso, a su patria. "La peaña de diamantes del ídolo que adoro / y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño".
EL SALVADOR, UN VERSO ALEJANDRINO
En 1882, Rubén Darío llegó al salvadoreño Puerto de la Libertad. Tenía 15 años y quería casarse, así que su familia decidió sacarlo de Nicaragua.
El Puerto es uno de los destinos turísticos más representativos del país. Alrededor, en el municipio de La Libertad, y recorriendo la carretera del litoral, se pueden visitar las playas de La Perla o Mizata, lugares paradisíacos ideales para el surf y el camping. Cerca se encuentra el Parque Walter Thilo Deininger, la zona mejor preservada de un ecosistema de "Bosque Seco" en el país, con frondosa vegetación, espectaculares vistas al océano Pacífico y diferentes especies de flora y fauna.
En El Salvador, Rubén Darío vivió una de las sacudidas literarias más importantes de su vida: su introducción al verso alejandrino francés. El poeta intentó adaptarlo a la métrica castellana, algo que se convertiría en un rasgo distintivo de su obra lírica y de toda la poesía modernista que llegaría después.
El joven Darío visitó también Santa Tecla, lugar a la que acudió a curarse de la viruela en 1983, aunque permaneció en ella poco tiempo.
GUATEMALA, VOLVIENDO AL 'AZUL...'
En junio de 1890, poco después de publicar en Chile la primera edición de su libro 'Azul...', Darío volvía a San Salvador a dirigir el diario 'La Unión'. Allí se enamoró y casó por lo civil con Rafaela Contreras. Su noche de bodas acabó en golpe de estado, y Darío, cuya relación con el presidente depuesto era la razón de ser de su presencia en El Salvador, se exilió a Guatemala.
En sus primeros meses en el citado país Darío se dedicó sobre todo a la escritura. El gobierno le ofreció dirigir el diario 'El Correo' de la tarde en una época en la que Guatemala era cuna de la intelectualidad centroamericana. En sus círculos Darío trabó amistad con muchos escritores, entre ellos el poeta José Joaquín Palma, director de la Biblioteca Nacional.
Después de casarse, Darío y su mujer fueron a Escuintla de luna de miel acompañados de poetas. El citado departamento está bañado por las aguas del Pacífico, y en él se puede visitar el colosal Volcán de Pacaya, donde abundan las fuentes y los balnearios o las grandes ceibas del municipio de Palín, donde los descendientes de la civilización maya se establecieron en la época colonial, entre otros.
El Correo de la tarde dejó de publicarse tras 141 números, lo que obligó a la familia, con un nuevo miembro en camino, a mudarse a Costa Rica. Aunque regresó dos veces más, una poco antes de morir, su primera visita a Guatemala fue la más importante. En ella había completado una segunda edición de 'Azul...'.
COSTA RICA, LLEGA UN NUEVO RUBÉN DARÍO
Darío y Contreras vivieron solamente nueve meses en Costa Rica, pero les dio tiempo a tener un hijo. El poeta salvadoreño Francisco Gavidia contrató a Darío en el periódico 'La prensa libre' y él, además, publicó numerosas colaboraciones en otros medios.
La ciudad de San José era, por aquel entonces un pueblo de casas de adobe y teja. Hoy en día, San José es una ubicación ideal para realizar cortos desplazamientos por los distritos Carmen, Catedral, Merced y Hospital, y admirar la arquitectura de Monumentos Nacionales de interés cultural, histórico o arquitectónico. Además, San José se caracteriza por una amplia oferta gastronómica, con pequeños restaurantes de comida local, y muy buenas opciones hoteleras.
En el siglo XIX, Rubén Darío y su familia alquilaron una casita en el 265 de la Calzada del Paso de la Vaca, actual calle ocho norte.
Además de escribir para prensa, el poeta dio allí recitales y conferencias en Cartago, Heredia o Alajuela.
Cartago es una ciudad costarricense situada en las faldas del Volcán Irazú. Fue sede de la primera Corte internacional permanente de la historia mundial, la Corte de Justicia Centroamericana. La ciudad consta de un importante centro histórico y también son interesantes sus "ruinas", vestigios de una construcción de un templo románico dañada en 1910.
Heredia, o 'la ciudad de las Flores', es la capital cafetera del país, produciendo el grano de oro costarricense. Su centro histórico es de gran atractivo con varios monumentos y edificios antiguos. En la ciudad también se encuentra la compañía Café Britt, en cuya sede se hacen tours para quien quiera conocer el proceso y manufactura del producto.
Alajuela es una de las pocas ciudades de Costa Rica que conserva un centro histórico del siglo XIX y también una organización en bulevares con jardines y parques. Cerca se encuentra el Parque Nacional Volcán Poás, con el cráter tipo géiser más grande del planeta. En la actualidad se conserva activo y es de fácil acceso en automóvil o autobús.
PANAMÁ, UN BREVE SOPLO DE AIRE
Las visitas de Rubén Darío a Panamá fueron fugaces. En este país se hallaba cuando supo que había sido nombrado, en 1893, cónsul honorario de Colombia en Buenos Aires, y se marchó. Durante sus rápidas estancias --estuvo tres veces-- escribió sobre el desastre de la empresa Lessep a la hora de construir el Canal, y también se describió atraído por "la rica vegetación del suelo tórrido".
Hoy en día el Canal de Panamá es un lugar de visita obligada para el viajero. El centro de visitantes de Miraflores es una localización perfecta para observar lo que ocurre en él, cómo se abren y cierran las compuertas de las esclusas para dejar pasar a los buques. En sus alrededores se pueden realizar diversas actividades, desde visitas al mercado de mariscos hasta tours en barco por el canal.
En cuanto a vegetación, Panamá significa "abundancia de peces y mariposas" en lengua indígena guna. Los parques nacionales y espacios verdes del país lo dejan patente. Entre las visitas sugeridas se encuentran Boquete, los Quetzales, el Parque Nacional del Darién o el Valle de Antón.
"Todo lo renovó Darío", dijo Jorge Luis Borges: "La materia, el vocabulario, la métrica, la magia peculiar de ciertas palabras, la sensibilidad del poeta y de sus lectores". Todo lo renovó Darío, incluso nuestra visión de Centroamérica. ¿A qué esperas para seguir sus pasos?