LA HABANA, 14 Ago. (Notimérica) -
Pese a que no suene su nombre, las aportaciones de Carlos Juan Finlay a la ciencia han sido fundamentales. El médico cubano nunca consiguió demasiado reconocimiento en vida, lo que influyó en la difusión de su trabajo. Tal día como hoy de 1881 demostró que los mosquitos son los vectores epidemiológicos de la fiebre amarilla.
Formándose por todo el mundo, sus títulos europeos no fueron reconocidos en la isla, por lo que se trasladó a Estados Unidos para continuar con su carrera. Formó una comisión hispano-estadounidense para estudiar la fiebre amarilla, descubriendo el animal que la trasmitía e investigando sobre su vacuna. Además, examinó el cólera y el tétanos infantil.
Pese a que sus estudios estuvieron olvidados durante décadas, varios médicos iberoamericanos siguieron sus ideas. De esta forma, la enfermedad viral desapareció de Cuba en plena guerra y permitió el trabajo sin enfermos del Canal de Panamá, donde se le honra con una placa.