MADRID, 30 Abr. (Notimérica) -
El mundo consume alrededor de 3,6 millones de toneladas de cacao al año, cifra que cuenta con un crecimiento medio anual del 2,1 por ciento, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
Iberoamérica es uno de los mayores productores mundiales de este producto, tan codiciado y recomendable para la salud, aunque nunca en grandes cantidades. En el mundo de la producción del cacao destacan Brasil, Colombia y Ecuador, países no solo dedicados al cultivo de la planta, sino también a su procesamiento, para conseguir el producto más codiciado de este árbol: el chocolate.
Antes de llegar a convertirse en una tableta, en polvos para chocolatear la leche o en la cobertura de los mejores postres, el cacao sufre un procedimiento muy largo y necesita el trabajo de decenas de manos para su cultivo.
El árbol de cacao, aunque es de crecimiento rápido, tarda entre cuatro y cinco años en dar sus primeros frutos, de forma que los productores emplean mucho tiempo en cuidar sus cultivos sin recibir ningún tipo de beneficio a cambio.
Una vez que ha madurado y es apto para el consumo, cuando la flor de cacao se ha convertido en fruto, se cosecha.
Tras la recolección del fruto, se le quita la pulpa que lleva en su interior, separándolo de los granos, el verdadero origen del chocolate.
En este momento empieza el proceso de fermentación de los granos, que se dilata durante unos días. El objetivo de este proceso es eliminar parte del amargor del cacao y determinadas propiedades astringentes. Es un procedimiento que requiere de múltiples conocimientos, porque si la fermentación se dilata demasiado, las semillas tendrán que ser desechadas.
Tras su fermentación, los granos se secan al sol y se guardan en sacos en los que se transporta a la fábrica. Aquí termina la participación del agricultor.
Los granos se tuestan con el objetivo de afinar su aroma. Luego, se les quita la cáscara que los recubre y son desmenuzados, listos para ser molidos.
Cuando se ha obtenido este polvo, diferentes máquinas lo prensan para obtener pasta de cacao, que luego será moldeada para crear, por ejemplo, tabletas de chocolate.
En este punto, y dependiendo del producto que se quiera conseguir, se le añade a la pasta de cacao azucar, leche, vainilla o cualquier otro complemento a su sabor, para conseguir este delicioso producto final.