CIUDAD DE MÉXICO, 8 Oct. (Notimérica) -
Si quieren averiguarlo tienen una cita obligatoria en el Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México (México). Después de más de 40 años de su hallazgo, el Museo Nacional de Antropología (MNA) ha confirmado su autenticidad tras un año y medio de investigación.
Con la verificación se termina uno de los debates más longevos de la arqueología americana. Y es que se trata del Códice Maya más antiguo de los cuatro que existen en el mundo actualmente. Los otros tres son los códices de París, Dresde y Madrid, llamados así por ser las ciudades donde se conservan.
El hallazgo del manuscrito es todo un misterio. En 1964 el coleccionista de antigüedades Josué Sáenz recibió una llamada de alguien que aseguraba haber heredado algunos libros con dibujos antiguos. Si quería comprarlo, debía ir a la selva de Chiapas, en el sur de México. El coleccionista no lo pensó dos veces y se embarcó en una aventura que terminaría con la compra del códice y otros artefactos supuestamente mayas.
En 1971 el coleccionista lo cedió y fue expuesto en el Club Grolier --un club privado de bibliófilos de la ciudad de Nueva York-- y por ello, fue denominado como Códice Grolier en un principio. En aquella ocasión el antropólogo de la Universidad de Yale y defensor del manuscrito Michael D. Coe, declaró que "muchos de mis compañeros rechazarán la autenticidad antes de siquiera verlo, pero apostaré mi reputación profesional a que lo es".
El doctor no se confundió porque no toda la comunidad académica creyó la originalidad del códice. Por una parte fue descubierto en circunstancias extrañas y por otra, los investigadores, atribuían sus argumentos a que el diseño era demasiado sencillo.
Ante la polémica que se generó en torno a la obra, el coleccionista Sáenz lo donó al MNA en 1974 que lo guardó en la cámara de seguridad para comenzar con los estudios. 44 años han pasado desde entonces. El historiador de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia Baltazar Brito ha defendido que "es el códice más estudiado hasta la fecha pero ningún estudio había utilizado tecnología tan moderna ni había sido tan completo".
Tan solo en este último año y medio, la obra ha sido sometida a 12 pruebas por arqueólogos, historiadores y especialistas en epigrafía maya. Pero ha sido el análisis de colores la prueba clave para concluir que se utilizaron materiales de la época: una combinación de arcilla y cochinilla más un insecto que vive en los cactus para el color rojo, y el mineral paligorskita y el índigo para el azul.
La presencia de paligorskita fue la prueba determinante puesto que se dejó de utilizar para fabricar el color azul a partir del siglo XVII. Por tanto quedó descartada la hipótesis de que fuese una copia realizada en el siglo XX.
El Códice Maya de México estará un mes expuesto en el museo para pasar después a la cámara de seguridad de la Biblioteca Nacional y los investigadores no creen que se vuelva a exponer debido a su fragilidad.