LA HABANA, 27 Abr. (Notimérica) -
A los 17 años Dulce María Loynaz ya tenía el suficiente carácter para escribir poemas, incluso lo bastante buenos como para ser publicados. Excepto por unos años de retiro, la cubana no dejó de escribir nunca, nos enseñó a 'amar al amor' y a entender la sensibilidad femenina de la época.
Después de la visita a países como Turquía, Siria, Libia, Palestina o Egipto, Dulce María Loynaz volvió 'embrujada' y fueron su fuente de inspiración para escribir 'Juegos de agua' y 'Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen'. La primera obra es una carta lírica y de profunda connotación romántica mientras que la segunda, según sus propias palabras, "es lo mejor que he escrito".
'Jardín' (1928) es una de las novelas que le otorgan el puesto de precursora de la actual novelística hispanoamericana, donde se aprecian tempranos recursos característicos del realismo mágico. En la década de los 30 su casa de La Habana comienza a convertirse en el centro de la vida cultural de la ciudad, acogiendo a diversos intelectuales y artistas, como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Gabriela Mistral o Alejo Carpentier.
En 1937 publica el poema 'Canto a la mujer estéril', un manifiesto de su propia condición que acabaría con su primer matrimonio. Divorciada, tomó por esposo a Pablo Álvarez de Cañas, un inmigrante canario que llegó a Cuba y se labró una fortuna personal.
Posteriormente viaja por Sudamérica y Europa, participando en congresos y colaborando como corresponsal con algunos diarios cubanos, entre ellos El País y Excelsior. Su obra comienza a publicarse en España, país con el que mantuvo una estrecha relación. A raíz del triunfo de la Revolución Cubana la poetisa se aisló de la vida social largo tiempo, no reconocía ni se sentía parte del país en el que vivía aunque nunca lo abandonó.
Tras varios años de retiro, sus últimas publicaciones fueron 'Poemas escogidos' y 'Bestiarium'. Un año después, recibió el Premio Miguel de Cervantes, la Orden Isabel La Católica y el Premio Federico García Lorca.
Sus memorias autobiográficas 'Fe de vida' son narradas de manera impecable, reflejando la burguesía habanera y sobre todo a su segundo esposo Álvarez Cañas donde. Reveló gran parte de sus secretos íntimos mejor guardados para homenajear a su difunto marido. Obra que se publicó exactamente cuando cumplió los 90 años ya que, como ella misma expresó, solo podía ver la luz antes en el caso de que hubiera muerto.
El 27 de abril de 1997 la poetisa ingresó muy débil en el hospital y un fallo cardiorrespiratorio nos arrebató a Dulce María Loynaz. Asistieron a la ceremonia funeraria importantes figuras del ámbito cultural y político pero fundamentalmente estaba su pueblo, los cubanos, los que querían darle su último adiós y agradecerle todo su trabajo.