CIUDAD DE MÉXICO, 21 Ago. (Notimérica) -
La independencia de México culminó el 27 de septiembre de 1821 tras un largo proceso de once años en los que los ciudadanos autóctonos lucharon contra el dominio colonial español. Los nombres más destacados del proceso como Miguel Hidalgo o Ignacio Allende aparecen en todos los libros de texto.
Sin embargo, hubo una serie de colectivos clandestinos, cuya importancia fue clave para la emancipación de este país, que apenas se conocen. De todos ellos, el más relevante fue el de 'Los Guadalupes'.
Este grupo clandestino se organizó en torno a 1808 pero no se consolidó hasta 1811. Desde entonces, los miembros de 'Los Guadalupes', nombre que hacía honor a la Virgen de Guadalupe, protagonizaron el periodo más intenso de su existencia hasta el año 1814.
Aquellos que actuaban bajo este seudónimo eran en su mayoría criollos y mestizos. El líder principal de la organización fue Agustín de Iturbide, pero además otros afamados criollos de la época como Leona Vicario, la primera mujer periodista de México, también formaron parte de ella.
La clandestinidad era muy importante para 'Los Guadalupes' debido a que su principal actividad no se desarrollaba en el campo de batalla, sino en los círculos cercanos a la corona española. Se encargaban del intercambio de correspondencia, de la revelación de secretos españoles, del espionaje o del lanzamiento de alertas. Además, hacían llegar medicamentos a los combatientes y papel a las imprentas de los insurgentes para evitar la censura impuesta por los colonos.
Una de las claves del éxito de este grupo, que a veces firmaban sus documentos como 'Los Doce', fue la colaboración entre hombres y mujeres. Todos luchaban por un bien común, la libertad, donde la brecha de género habitualmente no tenía cabida.
DESCUBIERTOS
A partir de 1814 las actividades de 'Los Guadalupes' fueron descubiertas y, como consecuencia, una buena parte de sus integrantes fueron arrestados. El hecho por el que se dio a conocer su existencia fue un descuido: la correspondencia de uno de sus miembros, Ignacio López Rayón, no fue destruida y cayó en manos del ejército español.