BUENOS AIRES, 11 Sep. (Notimérica) -
La familia Puccio, residente en la ciudad argentina de San Isidro, parecía estar formada por diferentes integrantes bajo un aspecto formal y natural. Compuesta por cinco hijos --Alejandro, Silvia, Daniel alias 'Maguila', Guillermo y Adriana-- el padre del clan, Arquímedes Puccio, parecía ser un empresario dedicado íntegramente a su trabajo.
Pero solo eran apariencias. Lo cierto es que se ha convertido en uno de los personajes más conocidos de la historia de Argentina, por su extensa red de secuestro y tortura que llevó a cabo en la década de los ochenta y que, el pasado año, el realizador Pablo Trapero llevó al cine bajo el título de 'El Clan'. Se cumplen más de 30 años de la detención y condena de sus miembros, que algunos de ellos se encuentran ahora en libertad.
Arquímedes Puccio también se dedicaba a la contabilidad y era exmiembro de la Secretaría De Inteligencia del Estado (SIDE). A principio de los años 80 se organizó junto a un compañero de la Escuela Superior de Conducción Política Justicialista, Guillermo Fernández Laborda, con el que inició un sistema de negocio basado en los secuestros.
Sus hijos Alejandro y Daniel se unieron a este sistema. Este último pertenecía al Club Atlético de San Isidro (CASI), mientras que Alejandro también era jugador de rugby, que vivía en Australia y se trasladó a Argentina para formar parte del clan.
La idea partió de las grandes deudas económicas que mantenía la familia, cuyo patriarca pensó en el secuestro de personas pertenecientes a diferentes círculos de riqueza y, para asegurarse de que dispondrían del dinero que se les exigía para su liberación, iniciaron los raptos con personas que conocían.
CUATRO SECUESTROS, TRES MUERTES
El primer secuestrado fue Ricardo Manoukian, que era también jugador de rugby y pertenecía a una familia adinerada que tenía en su propiedad una importante cadena de supermercados. Era un buen conocido de Alejandro Puccio, por lo que no fue raro que se detuviera con su coche BMW en la Avenida Libertador cuando su compañero lo detuvo porque tenía problemas con el coche.
En su vuelta a casa en el vehículo del joven jugador de rugby, el hijo del clan Puccio lo amenazó a punta de pistola para dirigirle a su residencia familiar. Al día siguiente, llamaron a su familia pidiendo un rescate de 500.000 dólares (7.531.934 pesos). Lo hicieron desde un teléfono público, utilizando el mismo método para el resto de casos con la intención de no ser identificados.
La entrega del dinero fue casi inmediata, sin embargo, el secuestrado --que había estado maniatado y amordazado en el baño de la casa-- recibió tres balazos en el cráneo y meses más tarde apareció tirado en un descampado ubicado en Benavídez. Fue el primero de esta escabrosa lista.
Un año más tarde, otro jugador de rugby llamado Eduardo Aulet, de 25 años, fue secuestrado por la familia de los Puccio con la ayuda de Alejandro Contepomi, un socio de la familia. El joven jugaba en el mismo equipo que Alejandro y su padre era un gran empresario dedicado a la metalurgia.
Su cautiverio fue diferente. Se estableció una celda en el sótano de la casa y se pidieron 100.000 dólares (1.506.222 pesos) para su rescate. También fue asesinado y enterrado en un descampado en el que fue descubierto cuatro años más tarde por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
En junio de 1984, el clan Puccio intentó secuestrar a un conocido del patriarca, Arquímedes, que era dueño de una firma de ropa llamada 'Mc Taylor'. Se trataba de Emilio Naum y tenía una edad mucho más elevada que la de los demás: 38 años. Pero, a diferencia de los otros, éste se resistió y, pensando que podría escapar, fue tiroteado en el pecho y abandonado en plena calle. Dos años más tarde, un miembro del clan, Guillermo Fernández Laborda, confesó ser el autor de la matanza.
Nélida Bollini fue la cuarta y última secuestrada por el grupo. Ocurrió el 8 de agosto de 1984. Bollini era una empresaria funeraria que permaneció durante un mes con los ojos cerrados y maniatada en el famoso sótano de la casa familiar. La mujer pensaba que se encontraba en el campo porque el clan decidió colocar cintas de pájaros cantando y pasto a su alrededor para crear dicha sensación.
Por ella pidieron la misma cantidad que por Ricardo Manoukian. En la entrega, alrededor de Parque Patricios, fueron interceptados el hijo mayor, 'Maguila', Roberto Díaz y Fernández Laborda. En el bolsillo del hijo mayor de Puccio se encontraron los teléfonos de los hijos de la empresaria, por lo que rápidamente 21 policías asistieron al caserón donde se encontraban Alejandro y su novia Mónica Survik. Arriba, estaba Bollini a punto de ser rescatada tras 32 días de encierro.
FIN DEL CLAN
Una vez destapado el escándalo, dio comienzo el juicio que prosiguió con un intento de suicidio por parte de Alejandro Puccio cuando era trasladado desde la Alcaldía del Palacio de Justicia. La caída le provocó graves politraumatismos craneales que más tarde serían los causantes de su muerte.
En cuanto a los demás miembros, Contepomi fue condenado a cadena perpetua y falleció en la cárcel. Díaz, que había afirmado haber matado al segundo joven secuestrado, también recibió la misma pena, junto a Fernández Laborda. Herculano Vilca, que había construido la fosa del horror, estuvo en la cárcel durante diez años.
En cuanto a la familia Puccio, los dos pequeños, Guillermo y Adriana, no fueron acusados de haber participado en la red extorsiva familiar. El mayor, 'Maguila', fue condenado a 13 años de prisión, de la cual se fugó y se cree que vive en Brasil. Alejandro Puccio recibió la condena de cadena perpetua y en la cárcel se intentó suicidar en dos ocasiones.
Su madre, Epifanía Calvo, fue absuelta de todos los delitos por falta de pruebas aunque estuvo detenida durante dos años. Se divorció de Arquímedes, que también recibió la cadena perpetua y estuvo internado en varias cárceles. Obtuvo su libertad en 2008 al haber cumplido 28 años recluido. Nunca se declaró culpable de los delitos.
FAMILIAS DE LAS VÍCTIMAS
La película dirigida por Pablo Trapero que se centra en ésta escalofriante historia se presentó el pasado año, donde fue muy bien acogida por el público nacional e internacional. Algunos de los familiares de las víctimas, como el hermano de Ricardo Manoukian, Guillermo, o la viuda de Aulet, Rogelia Pozzi, han participado en su creación a través de sus testimonios.
El familiar de Manoukian, quien confesó al diario local 'La Nación' que tuvo que prepararse meses antes de ver la película, salió satisfecho con la producción, de la cual dijo que "le comenté a Trapero que, si se hacía con seriedad y respeto y basado en la verdad, yo le daba todo mi apoyo y aceptación".
Sin embargo, Manoukian continúa afirmando que la justicia no apoya a su familia, ya que algunos de los miembros del clan Puccio que aún viven, residen en San Telmo. Es el caso de la Epifanía Calvo, quien se encuentra gravemente enferma a sus 84 años de edad y ha recibido visitas de su hijo Daniel recientemente.
"Realmente no se puede creer que a 10 kilómetros de mi casa tengo a los integrantes de la banda que mató a mi hermano", ha indicado Manoukian, señalando que se trata de "gente altamente peligrosa, no está en condiciones de estar en libertad".