MADRID, 26 Jun. (Notimérica/EP) -
A pesar de ser uno de los poetas más queridos en México, Octavio Paz siempre quiso guardar cierta distancia con la fama. "Consideraba que era preferible que no te conocieran a que te conocieran mal", ha destacado el escritor mexicano Hugo Hiriart en una charla que ha mantenido con el poeta español Pere Gimferre en el Instituto Cervantes de Madrid.
"A Paz no le gusta la fama, consideraba que la fama siempre era un malentendido. No sé qué hubiera pensado al saber que en México hay gente que lo venera y lo exalta sin haber leído una línea de alguno de sus libros. Manifiestan un entusiasmo como de fútbol provocado por Paz", ha destacado Hiriart.
Un diálogo en el que ambos escritores han tratado de desentrañar uno de los misterios que rodean la figura del Premio Nobel de Literatura: el lugar en el que se esconde una novela que escribió en su juventud y que nunca llegó a ver la luz.
"En él se cuenta la historia de un desengaño político que tiene relación con una relación amorosa entre dos personas de carácter conflictivo. ¿Por qué no lo publicó? Hay un misterio indudable. Su viuda, que conocía la existencia del texto, fue al lugar donde lo solía guardar y el original no estaba. Considero imposible que Octavio lo destruyera sin decírselo a ella. Puede pasar que esté traspaleado", ha destacado Gimferre.
EL CARÁCTER DE OCTAVIO PAZ
"La personalidad de Paz sobrevive con más fuerza que su obra", ha destacado Hiriart y precisamente su generosidad, su curiosididad ante el mundo, su capacidad para el diálogo y su sentido del humor fueron algunos de las cualidades de Paz que más se exaltaron en este encuentro, que sirvió para rendir tributo a un escritor del que se celebra el centenario de su nacimiento.
"Era muy generoso, al menos conmigo así lo fue. Me ayudó en todo lo que pudo. Creo que lo que más impresionaba de Paz era que tenía un don importantísimo y sagrado: la curiosidad", ha defendido Hiriart.
La política y la pintura fascinaron a un escritor al que le siempre le interesaron las ciudades, como quedó patente en muchas de sus obras, en las que relataba el carácter y la esencia de México DF, la metrópoli que tantas veces le sirvió de inspiración y que hoy exalta constantemente la figura del Premio Nobel.
"A Paz siempre le interesaron mucho las ciudades. Para él eran como un desierto porque en la ciudad uno es anónimo. Es en medio del bullicio donde aparece la nada. La nada y lo lleno se encuentran", ha señalado Hiriart.
LA POLÍTICA, UNA PASIÓN
Además de escritor, el Premio Nobel de Literatura también fue embajador en ciudades como París, Tokio o Nueva Dehli. Y precisamente este último lugar inspiró libros como 'Ladera este', 'El mogramático' o 'Vislumbres de la India', en los que Paz le descubría a México la esencia y el carácter del mundo oriental.
"Escribía extensamente de política y hay también muchos textos sobre la situación en México y el asesinato de Mahatma Gandhi pero su preocupación fundamental siempre fue la escritura", ha confesado Gimferre.
A pesar de que Paz nunca buscó la fama, su temperamento y personalidad hicieron que se topara de bruces con la popularidad, consiguiendo seducir a todo un continente, que a lo largo de 2014 celebra reiteradamente el centenario de su nacimiento.