OAXACA DE JUÁREZ (MÉXICO), 4 Abr. (Notimérica) -
El estado mexicano de Oaxaca alberga infinidad de contrastes. Sus coloridas calles coloniales, algunos de los yacimientos arqueológicos más importantes de Centroamérica y sus atractivas playas inducen a pensar que se está en un paradisíaco estado del sur de México; sin embargo, el 61,9 por ciento de la población vive bajo el umbral de la pobreza y es la segunda región del país con menor renta per cápita.
El nivel de vida de Oaxaca es similar al del país africano de Botsuana que ocupa el lugar 103 en la lista que elabora la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en función del Índice de Desarrollo Humano (IDH) y de hecho, es fácil advertir la desigualdad al pasear por las calles de la capital del estado, donde lujosos coches circulan por la ciudad, al mismo tiempo que un sinfín de vendedores ambulantes ofrecen cualquier tipo de baratija a los numerosos turistas que se acercan hasta aquí.
MONTE ALBÁN, LA PARADISÍACA CIUDAD DE LOS ZAPOTECOS
Es la tierra del chocolate, del café y del mezcal, una bebida alcohólica que se extrae de un cactus conocido como maguey y que acostumbre a beberse acompañada de sal de gusano. Además, en este estado del sur de México se conservan algunos de los yacimientos arqueológicos más destacados de Centroamérica. Es el caso de Monte Albán, una ciudad prehispánica descubierta a principios del siglo XX, situada en un entorno privilegiado.
Desde los restos de las construcciones en forma piramidal que construyeron los Zapotecos, una civilización que comenzó a habitar la zona de Oaxaca hace 2.500 años, se divisan tres valles, y es que esta antigua ciudad se sitúa sobre la cima de un monte que forma parte de la abrupta Sierra Madre que se erige en esta zona del sur de México.
Construida en el año 500 antes de Cristo, Monte Albán es una de las ciudades más antiguas de América y durante un largo periodo se le consideró el centro político y religioso más importante de la región. Se calcula que llegó a ocupar 20 kilómetros cuadrados y que en ella vivieron hasta 40.000 personas.
EL PASADO COLONIAL
A escasos kilómetros de Monte Albán, se encuentra la capital del estado, Oaxaca de Juárez. Sus coloridas calles, además del sinfín de iglesias que se erigen en esta ciudad permiten al visitante trasladarse a la época colonial.
Considerada por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Patrimonio de la Humanidad, Oaxaca de Juárez alberga joyas arquitectónicas de incalculable valor en su centro histórico. Las calles empedradas, los numerosos comercios de artesanías y la enorme cantidad de iglesias construidas en sus calles aparecen habitualmente repletos de turistas.
INCREÍBLES PLAYAS
El estado de Oaxaca también posee una paradisíaca costa, en la que se encuentran algunas de las playas más impactantes del país. El océano Pacífico baña ciudades como Huatulco o Puerto Escondido, dejando paisajes de ensueño que reciben a miles de visitantes en los periodos de vacaciones.
Y precisamente, Puerto Escondido es uno de esos parajes que más visitantes recibe. Para llegar a ella desde la capital hay que atravesar 290 kilómetros a través de la Sierra Madre. Un largo y complicado camino en coche que tiene como recompensa un paradisíaco paisaje: la ciudad se erige en una bahía pintoresca bordeada por gigantescas formaciones de roca.
Pero además de albergar impactantes paisajes, Oaxaca también es conocida por su rica gastronomía. Además del café, el chocolate y el mezcal, esta región es famosa por las tlayudas, una gran tortilla de maíz crujiente que se elabora con manteca de cerdo, los tamales, que son realizados a base de maíz y que se presentan envueltos en una hoja de plátano y el mole, una salsa para cuya elaboración se emplean los más diversos ingredientes, entre ellos chocolate, frutos secos y chile.