Publicado 21/01/2015 06:35

Muere María Teresa Castelló, tejedora de la vida cultural de México

Teresa Castelló Yturbide
CNL / INBA


MÉXICO DF, 21 Ene. (Notimérica) -

Teresa Castelló Yturbide, considerada tejedora de la vida cultural de México a través de sus investigaciones sobre arte, oficios, costumbres y tradiciones, ha fallecido este martes a los 97 años.

Nacida en Ciudad de México 1917, realizó labores de hilado teñido, bordado, encuadernación, siembra, disección y gastronomía, y fundó en 1988 la asociación Pro-Seda, con el propósito de apoyar el cultivo de la morera y la crianza de gusanos de seda con mujeres mixtecas en San Mateo del Peñasco, Oaxaca.

Escritora, cuentista e investigadora, Castelló Yturbide fue autora de más de 30 libros, entre los que se cuentan una serie de volúmenes para niños los cuales escribió e ilustró; además de publicar innumerables artículos en revistas, asesorar a investigadores y especialistas.

María Teresa Castelló escribió cuentos para niños con el seudónimo de Pascuala Corona, y fue en 1945 cuando publicó su primer libro: 'Cuentos mexicanos para niños' (Editorial Porrúa) y, en 1952, 'Cuentos de rancho' (Secretaría de Educación Pública); 'El cedacero', en Cuentos de Pascuala, editado por la SEP en 1997, y 'Baulito de cuentos contados por Pascuala Corona', edición a cargo de la Dirección General de Publicaciones del Conaculta y Norma Ediciones en 2003.

También destacan 'Leyenda de la china poblana' y 'Mi abuela Romualda' (Ediciones Tecolote), material que formó parte del acervo de las bibliotecas escolares de México, además de 'Historia de México a través de la indumentaria' y 'Traje indígena en México', en coedición de Carlota Mapelli Mozzi publicado en 1960 con el apoyo del INAH, y 'Libro de cocina de Jerónimo de San Pelayo' (Conaculta, 2000).

La promotora cultural e ilustradora de cuentos infantiles recibió galardones como el Premio Antonio Robles y el Bellas Artes para Cuento Infantil Juan de la Cabada.

A finales de la década de los cincuenta del siglo XX asistió a la Escuela Nacional de Arte La Esmeralda, para perfeccionarse como pintora de caballete y en la ilustración de sus libros, obras en las que se firmaba como Girasola.