CIUDAD LERDO, DURANGO (MÉXICO), 17 Nov. (Notimérica) -
El heavy metal suena en Náhuatl en las canciones del grupo mexicano 'Mikistli' que incorporó esta lengua indígena a su música como una forma de reivindicar las forma de vida de la comunidad nahua, asentada, entre otros lugares, en el Estado de Veracruz de donde procede los integrantes de la banda.
"Nos acercamos a la lengua Nahuátl porque nos gusta su sonido y también con la intención de preservarla. Además, queríamos contribuir al trabajo que han realizado otras personas del mundo de las artes para la conservación de su cultura. Queríamos hacer algo con la música, así que tomamos esta lengua y la incorporamos al heavy metal de una manera muy personal", ha destacado el vocalista del grupo, Oswaldo Gálvez, al portal Notimerica.com, editado por Europa Press.
Esta banda ha participado por primera vez en el Encuentro Nacional de Tradición y Nuevas Rolas que se ha celebrado en Ciudad Lerdo, en el Estado mexicano de Durango, del 13 al 15 de noviembre. Allí las guitarras eléctricas y los bajos se combinaban con instrumentos nahuas, como los caparazones de tortuga o las flautas de barro, para ofrecer una combinación única de modernidad e indigenismo.
"Utilizamos instrumentos como el caparazón de tortuga que es de percusión y que todavía se utiliza en algunas localidades de la sierra de Zongolica, de donde venimos. En las fiestas patronales, en las ceremonias religiosas o a la hora de ir en procesión con un Santo, algunas personas todavía percuten el instrumento", ha destacado el vocalista del grupo.
En sus actuaciones, algunos de los miembros de esta banda respetan la vestimenta propia de este género musical, mientras otros danzan con sus penachos y sus trajes indígenas, adaptando el baile de esta comunidad a los ritmos del heavy metal.
Este género musical se convierte en la melodía que acompaña los rituales nahuas que, sobre el escenario, interpretan algunos de los miembros del grupo. Una propuesta musical que rompe fronteras e indaga en nuevos territorios, hasta unir dos culturas y dos mundos, en ocasiones, antagónicos.
"Todavía nos pasa que cuando actuamos ante un público que no nos conoce, la gente se queda asombrada, y posteriormente vemos su agrado. Lo que también es muy gratificante es ver a jóvenes que se muestran más interesados en aprender algunas palabras en lengua Náhualt", ha destacado Gálvez.
Quisieron hacer un heavy metal "muy mexicano" y el resultado es la combinación de uno de los estilos musicales más agresivos con la sonoridad de las lenguas indígenas. Llevan desde 2007 mostrando algo "distinto", aunque para poder dedicarse a la música hayan tenido que realizar todo tipo de trabajos que les permitan sobrevivir.
Entre los integrantes de la banda hay un estudiante de danza, un secretario, un músico profesional y dos artistas que aseguran no tener un oficio establecido, sino que trabajan "de cualquier cosa en la que les puedan contratar". Empleos que les permiten cultivar su principal pasión: la música, y compartir, a través de sus canciones, mitos y leyendas del México antiguo y la filosofía de sus ancestrales civilizaciones.
"En un principio notábamos un cierto rechazo, pero quizá era debido al desconocimiento, lo nuestro era algo nuevo. Conforme han pasado los años, veo que las personas están más abiertas a las nuevas músicas, a los nuevos estilos".
Una propuesta artística con la que convierten en actual lenguas que, a duras penas, logran sobrevivir, haciendo posible lo que en un principio podría parecer una conjugación inviable: mezclar la cultura indígena con un género propio de la cultura occidental como es el heavy metal.
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