PANAMÁ, 30 May. (Notimérica) -
Despreciado por su país y en arresto domiciliario, murió este lunes uno de los últimos dictadores iberoamericano del siglo XX, Manuel Antonio Noriega. Entre 1983 y 1989 sumió a Panamá en una crisis social, económica y política sin precedentes. Coartó las libertades y reprimió fuertemente a la población. Después de pasar por cárceles de varios países, volvió a Panamá en 2011. En marzo de 2017 fue operado de un tumor cerebral y desde entonces se encontraba en coma.
Noriega, de origen humilde, nació en Guchimango. Pronto fue dado en adopción a otra familia por su madre, ya que no podía hacerse cargo de él. Pese a que su sueño era ser médico, ingresó la Escuela Militar de Chorrillos (Perú) debido a que su familia no podía costear sus estudios.
A su vuelta a Panamá, ya en el ejército, apoyó el Golpe de Estado del General Omar Torrijos en 1968. Gracias a sus influencias y lealtad, se le nombró cabeza de la inteligencia militar, convirtiéndose en el segundo hombre de facto en la dictadura popular panameña.
Panamá se configuró como un punto geoestratégico durante la década de 1970 y 1980. La ideología izquierdista se estaba expandiendo por América Latina: Castro había consolidado su régimen socialista en Cuba; el sandinismo estaba triunfando en Nicaragua y las guerrillas se habrían paso por Centroamérica. Estados Unidos, en su cruzada anticomunista, vio en el país canalero una oportunidad para mantener su influencia y comenzar una guerra.
CONTACTOS CON LA CIA
La historia dice que los contactos entre la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) y Noriega empezaron en sus años de academia militar, aunque se hicieron patentes una vez llegó a la cúpula de poder. Tras un controvertido accidente aéreo, fallecía Torrijos en 1981. Noriega se alzaba como Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa o, dicho de otra manera, dictador de Panamá con el apoyo de Estados Unidos, que le suministró armas y dinero en los primeros años.
La represión a los opositores se recrudeció, siendo mucho más brutal y violenta que con Torrijos. Ejemplo de ello fue la decapitación del principal opositor, Hugo Spadafora en 1985. Noriega jugó a dos bandos en cuanto se vio en el poder. Por un lado, aceptaba la ayuda de Estados Unidos, por otro comenzó a blanquear dinero y a hacer negocios con los narcotraficantes, concretamente con Pablo Escobar y el cartel de Medellín.
Su juego con las drogas menoscabó la relación con Washington. Retirado su apoyo, Estados Unidos realizó un bloqueo comercial y bancario a Panamá. Esto agudizó la crisis económica que vivía el país, provocando pobreza y hambruna entre sus habitantes.
Pese a varios intentos populares --con elecciones de por medio-- de destituir a Noriega, no fue hasta la Operación Causa Justa (Just Cause) cuando este se fue del poder. Bajo la Presidencia de George Bush, la mañana del 19 de diciembre de 1989, se bombardeó la capital y comenzó la invasión al país. Estados Unidos alegó que estaba protegiendo las libertades de sus ciudadanos.
INVASIÓN ESTADOUNIDENSE
Entre 3.000 y 5.000 personas murieron durante las dos semanas de enfrentamientos mientras Noriega estaba escondido. El 3 de enero de 1990 se entregó al ejército y al día siguiente voló a Miami para hacer frente a los cargos de blanqueo de dinero y tráfico de drogas. Fue absuelvo de ambos delitos, aunque se le condenó 40 años por crímenes de guerra. La condena fue rebajada a 17 por buen comportamiento. Para que pudiera pagar su defensa, se descongelaron sus cuentas de dinero robado.
En 2010 fue extraditado a Francia y vuelto a encarcelar por vínculos con el narcotráfico. Panamá le reclamó en 2011. A sus 77 años se enfrentó de nuevo a un juicio, el asesinato del opositor Hugo Spadafora y la desaparición de varias personas. Debido a las leyes panameñas y la edad del ex dictador, fue sentenciado a prisión domiciliaria.
En enero de 2017 se le descubre un tumor cerebral, operado en marzo del mismo año. Debido a una hemorragia después de la intervención, se le induce al coma. El ex hombre fuerte de Panamá murió ayer por diversas complicaciones. Su fallecimiento cierra una dura etapa en su país, llena de derramamientos de sangre civil y represión a personas que pensaban diferente.