CIUDAD DE MÉXICO, 21 Ago. (Notimérica) -
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, más conocida como Leona Vicario, es una de las figuras más importantes de la guerra de Independencia de México. Poetisa, periodista e infiltrada en el gobierno del virreinato español, su valentía le valió el título de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria.
Desde pequeña destacó por su personalidad fuerte e independiente. Las posibilidades económicas de su familia le propiciaron una gran educación, algo poco común para una mujer de la época. Tomó clases de pintura, dibujo, matemáticas y filosofía.
Al quedarse huérfana, se fue a vivir con su tío, quien le compró una casa contigua a la suya para que pudiera seguir viviendo sola. Esto causó una gran conmoción en Ciudad de México, su localidad natal.
Su vida como independentista comenzó en 1810, cuando se integró en el grupo nacionalista 'Los Guadalupes'. Esta sociedad secreta se dedicaba a colaborar con aquellos que se posicionan en contra del Imperio Español dándoles cobijo, medicinas, enviando dinero y documentos. Además, varios de los miembros ostentaban cargos en el Gobierno del Virreinato, lo que les permitió adelantarse a los movimientos realistas.
Una de las informaciones enviadas por Vicario fue interceptada en 1813, lo que propició su huida por distintas ciudades. Pese a que fue capturada y sometida a un duro juicio, acusada con pruebas falsas, no decayó y no delató a sus compañeros en ningún momento.
LA MUJER MÁS FUERTE DE LA INDEPENDENCIA
Finalmente, fue declarada culpable y condenada a prisión. Sin embargo, a los pocos días de entrar en la cárcel tres insurgentes disfrazados le ayudaron a huir, manteniéndose nómada hasta 1821 cuando se terminó la guerra y se culminó la autonomía.
Desde entonces se dedicó a escribir en diversos periódicos, siendo considera por muchos historiadores como la primera periodista mexicana. Uno de sus artículos más destacados lo configura un alegato sobre las mujeres anónimas que lucharon en el conflicto independentista.
Fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria a los cuatro días de morir, el 21 de agosto de 1842. Hasta la fecha, es la única mujer que ha tenido un funeral de Estado.
Considerada una auténtica heroína nacional, existen muchas estatuas, hospitales, bibliotecas e incluso pueblos que honran la memoria de esta gran luchadora de la independencia mexicana.