MONTEVIDEO, 1 Jun. (Notimérica/EP) -
Considerado el creador de la novela moderna latinoamericana, el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti murió en un 30 de abril, hace exactamente 20 años en Madrid, tras haberse convertido en una pieza fundamental de la literatura en español y dejando como legado sus obras, en las que plasmaba un mundo bello y al mismo tiempo desgarrado.
Premio Cervantes en 1980, Onetti queda relegado hoy a un segundo plano en Uruguay, que no celebra ningún homenaje destacado a este escritor, según defiende el diario local 'El País'.
Una muestra del olvido en el que ha caído una de las figuras literarias más destacadas de esta nación.
Autor de obras como 'El pozo', 'La vida breve' o 'El astillero', Onetti indagó en nuevos territorios literarios hasta transformar por completo la novela.
El pesimismo inundaba las obras de un escritor que pasó los últimos doce años de su vida en la cama, acompañado por su vaso de whisky y su pasión literaria.
Se escondía del mundo exterior, que describía de forma desgarrada en sus novelas, y se refugiaba en su propio yo, en su universo particular que tantos cambios provocó en la literatura americana.
Vivió alejado del éxito que provocaban sus obras, marcando siempre una cierta distancia con el mundo que le rodeaba.
Su vida transcurría entre los libros, ocupado en crear mundos imaginarios como la conocida, pero inexistente, ciudad de 'Santa María'.
Colaboró con la revista 'Sur', 'La nación' y 'Clarin', entre otros medios, y fue secretario de redacción del semanario 'Marcha', de donde surgió la conocida como Generación del 45, a la que pertenecen autores tan destacados como Emir Rodríguez Monegal, Hugo Alfaro y Mario Benedetti.
A pesar de que nunca fue un escritor posicionado políticamente, en 1976 la dictadura le obligó a dejar su tierra natal y exiliarse a España donde moriría a los 84 años, un 30 de mayo de 1994.
Transformador de la novela moderna latinoamericana, Onetti pasa hoy desapercibido en su país natal, como si continuase alejado del mundo real y tangible del que durante su vida prefirió alejarse, para refugiarse en su universo imaginario, repleto de personajes desgraciados que conservaban una dulce ternura.