BUENOS AIRES, 16 Ene. (Notimérica) -
La entereza con la que el actor argentino Ricardo Darín se enfrenta a los diferentes roles que interpreta en algunas de las películas más vistas de su país natal es incomparable y especialmente cautivadora. El bonaerense es capaz de desempeñar todo tipo de papeles con gran soltura y destreza, algo que le permite ser uno de los intérpretes más queridos del medio cinematográfico.
Parece mentira que Darín, que cumple 60 años este lunes, no tenga ningún tipo de formación académica en lo que se refiere a la actuación. Todo lo que demuestra al asumir el desarrollo de los personajes que encarna le vino desde la cuna, ya que sus padres eran actores de teatro.
Comenzó su carrera profesional sobre los escenarios de pequeños teatros y, unos diez años más tarde, decidió probar en la televisión, donde se convirtió en uno de los galanes de la pequeña pantalla nacional. Sin embargo, el actor se empeñó en llegar a un medio más grande, el cine, a través de papeles secundarios que le permitieron un conocimiento más amplio de la interpretación.
La crítica se fijó en él durante una de sus incursiones secundarias: 'Perdido por perdido' (1993). No obstante, fue gracias a dos extraordinarios personajes --Jorge, en 'El mismo amor, la misma lluvia' (1999) y Marcos en 'Nueve Reinas' (2000)-- cuando su rostro empezó a ser frecuente en las grandes películas argentinas.
Para celebrar el 60 cumpleaños de este imprescindible actor, Notimérica ha recopilado sus mejores interpretaciones, que junto con el gran desarrollo de los guiones en los que se apoya, configura una profunda lista de las grandes películas de la actualidad.
1. BENJAMÍN ESPÓSITO EN 'EL SECRETO DE SUS OJOS', DE JUAN JOSÉ CAMPANELLA (2009)
Es muy difícil intentar definir esta magistral obra de una manera objetiva y sintetizada. Quizás es la obra más notable de su realizador, Juan José Campanella, ya que gracias a ella recogió el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa.
No obstante, gran parte de ese mérito se debe a su elenco, protagonizado por Ricardo Darín y Soledad Villamil, con la especial colaboración de Guillermo Francella, otro de los grandes actores de la historia de Argentina.
Esta vez, Darín encarna a un agente judicial retirado que decide escribir una novela acerca de un asesinato ocurrido durante su carrera profesional. Para ello, acude a su antigua compañera Irene Menéndez-Hastings (Villamil), quien era la nueva jefa del departamento durante la investigación y con la que mantenía una extraña relación de amistad y amor.
El tándem Villamil-Darín supone una de las parejas cinematográficas más complejas y mejor desarrolladas del cine argentino. A ellos se suma Pablo Sandoval (Francella), fiel escudero de Espósito que, como es habitual, desempeña un rol sobresaliente.
2. MARCOS EN 'NUEVE REINAS', DE FABIÁN BIELINSKY
Desde el primer minuto, el malogrado realizador argentino Fabián Bielinsky --fallecido a los 47 años el pasado año 2006-- evita por todos los medios que el espectador se distraiga con cualquier pensamiento ajeno a la trama de la película. Lo consigue sin lugar a dudas.
Para ello, propone dos fuertes personajes masculinos que buscan sus propios intereses económicos bajo una falsa fachada de socios o empresarios. El guionista incluye diversas pistas en el transcurso de la historia y es capaz de cerrarla sin dejar ninguna incógnita abierta.
Caracterizado principalmente por su velocidad, su trama goza de gran ingenuidad y un estilo impecable, igual que sus protagonistas, que intercambian roles a lo largo de su desarrollo. Su desenlace sorprenderá a los espectadores que aun no la hayan visto.
3. SIMÓN FISHER EN 'RELATOS SALVAJES', DE DAMIÁN SZIFRON (2014)
El 'relato salvaje' en el que aparece Darín es el cuarto, que recibe el nombre de 'Bombita', el apodo por el que finalmente será reconocido un ingeniero experto en explosivos que decide tomarse la justicia por su mano.
Tras llegar tarde al cumpleaños de su hija por una multa de tráfico, su esposa le pide el divorcio. Cuando Simón va a reclamar que le retiren la multa porque el coche, en realidad, estaba bien estacionado, estalla y se encoleriza porque no le dan soluciones, por lo que cambiarán los acontecimientos de manera drástica.
En tan solo unos minutos, Darín protagoniza un papel sin precedentes que parece imposible imaginarlo sin su presencia. La evolución del personaje es audaz y profunda a pesar de su corta duración y mantiene las expectativas altas como en el resto de historias.
4. RAFAEL BELVEDERE EN 'EL HIJO DE LA NOVIA', DE JUAN JOSÉ CAMPANELLA (2001)
La forma en que se miran Irene y Benjamín en otra de las obras maestras de Campanella, 'El secreto de sus ojos', se asimila a la mirada de Nino Belvedere (con el increíble Héctor Alterio) hacia su esposa, Norma (Norma Aleandro), quien padece alzheimer y está ingresada en una residencia.
Ante esta situación, Nino no puede comprender cómo su hijo no le dedica tiempo a sus sentimientos, tanto hacia su familia como hacia su novia. Para él, el amor hacia una mujer supera cualquier impedimento, incluso el religioso, ya que desea casarse por la Iglesia con su esposa.
A pesar de que esta le reconoce con gran dificultad, el sueño de su esposa era casarse por una ceremonia religiosa, algo que nunca llegó a ocurrir por el ateísmo de Nino. Para llevar a cabo la ceremonia, Nino consulta a su hijo Rafael (Darín), que siempre está ocupado y agobiado en el restaurante familiar. Aunque a éste le parezca una tontería, finalmente considera que su madre tendrá que verse vestida de blanco para descansar tranquila.
Gracias al magnífico ejemplo de sus padres, Rafael evoluciona desde el egoísmo y la codicia al cariño y la cercanía, algo que le unirá a su familia, a su hija y a su pareja. Teniendo en cuenta que se trata de una cinta con grandiosas interpretaciones, poco más se puede añadir sobre sus personajes.
5. JULIÁN EN 'TRUMAN' (2015), DE CESC GAY
El título de la película proviene de la mascota canina de Julián (Darín), quien recibe una visita inesperada por parte de su amigo Tomás (Javier Cámara). El primero, enfermo, decide aprovechar la estancia del segundo para vivir la vida sin reprimirse.
La química entre ambos actores es el elemento fundamental de su desarrollo. La idea del guión se diferencia de otras tramas similares en la línea estilística del tratamiento, que en lugar de apagarse busca una nueva forma de definir las despedidas.
Es una película que no tiene un diálogo meditado, sino que pone el foco sobre sus personajes, que hablan en silencio a través de gestos, miradas y sonrisas. Su simplicidad y complicidad invita a descartar cualquier efecto cinematográfico impresionante para el espectador.