Actualizado 26/08/2017 08:34

La influencia del jazz en la obra de Julio Cortázar

Julio Cortázar tocando la trompeta
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   BUENOS AIRES, 26 Ago. (Notimérica) -

   "Tuve que vender íntegra mi discoteca de jazz y le aseguro que fue un dolor grande", escribió Julio Cortázar en una carta. Los casetes de Louis Armstrong, Billie Holiday y Ella Fitzgerald le acompañaron durante toda su vida. Por esta razón, si su prosa tuviera un sonido, seria el del jazz.

   Calificado como 'música de negros' o 'de salvajes', el jazz tuvo unos comienzos duros en los Estados Unidos a finales del siglo XIX. Su expansión comenzó en la década de 1920, pero no fue hasta 1950 cuando se empezó a escuchar por los círculos de intelectuales de Europa y América.

   Configurado como un conjunto de géneros que van desde lo bailable a la escucha lenta, sus características principales son la improvisación y un fuerte carácter racial. Blues, swing, bebop y hard bop son algunas de sus variedades más conocidas.


   Cortázar consideraba que escuchar música clásica le había proporcionado 'swing'. Frases largas, musicales y armónicas que muchas veces se rompían en las traducciones, por eso le gustaba revisarlas.

   'Rayuela' (1963) contiene citas a 24 músicos, 'La vuelta al día en ochenta mundos' (1967) está relacionada con tres. Sin embargo, el mayor ejemplo se puede ver en 'El perseguidor' (1959). El personaje principal, Johhny Carter, se basa en la figura del saxofonista norteamericano Charlie Parker.


"Como un árbol que abre sus ramas a derecha, a izquierda, hacia arriba, hacia abajo, permitiendo todos los estilos, ofreciendo todas las posibilidades", definió Cortázar a su música predilecta y que tanto vale para su propia literatura.