¿Cómo se explica que al lado derecho del mapa de Sudamérica se hable portugués y se coman salgados y al otro lado hablen castellano entre arepa y arepa? Se explica gracias al histórico Tratado de Madrid o Permuta firmado un 13 de enero de 1750. A partir de este pacto entre España y Portugal el mapa de la parte sur de América Latina cambió drásticamente.
Este fue un documento firmado por Fernando VI de España y Juan V de Portugal para definir los límites entre sus respectivas colonias en Sudamérica. El Tratado de Madrid, principalmente basado en el derecho romano Uti possidetis, ita possideatis (quien posee de hecho, debe poseer de derecho o como poseías, poseerás), amplió los dominios portugueses y dejó los límites de Brasil prácticamente en su estado actual.
¿POR QUÉ SE LLEVO A CABO?
Dado que en 1750 España tenía establecimientos en territorio portugués y viceversa, el tratado estipulaba concretar límites claros para ambos dominios, forzando la cesión de cada una de las partes de los territorios, colonias, misiones o establecimientos situados en la parte contraria. Con este pacto, el anterior Tratado de Tordesillas perdió toda la razón de ser.
¿CÓMO QUEDÓ EL MAPA?
Como consecuencia de la demarcación de los nuevos límites se acordó que, a cambio de recibir en devolución la Colonia de Sacramento y el territorio del Uruguay, España cedía a Portugal los territorios de Río Grande y Santa Catalina y una enorme extensión limitada por la línea del Ecuador al Norte, los ríos Caquetá, Madeira y Guaporé al Oeste, Paraguay al Sudoeste, aproximadamente el norte de la actual República de Uruguay al Sur y la línea de Tordesillas por el Este, con una extensión superior a la mitad del actual territorio brasileño.
Sin embargo, la cesión de Río Grande y Santa Catalina significaba el traslado de muchos pueblos de indios pertenecientes a las misiones jesuíticas, que debían pasar a la margen derecha del río Uruguay, lo que originó la conocida como Guerra guaranítica.
El Tratado de Madrid estableció que el límite de la frontera entre los dominios españoles y portugueses se daría a partir del punto medio entre la desembocadura del río Madeira y la desembocadura del río Mamoré, siguiendo en línea recta hasta visualizar el margen del río Yavarí.
Asimismo, establecía que la paz siempre reinaría entre las colonias, incluso cuando las metrópolis estuviesen enfrentadas mutuamente en guerra.