QUITO, 1 Oct. (Notimérica) -
Para los ecuatorianos, la figura de Juan José Flores supone uno de los símbolos principales de su país, ya que fue el fundador de la República del Ecuador y su primer presidente constitucional que estuvo a cargo del país en tres ocasiones. El 1 de octubre de 1864 falleció cerca de la Isla Puná, en el golfo de Guayaquil, dejando un legado marcado por la valentía, la estrategia y la libertad.
Flores nació en la ciudad venezolana de Puerto Cabello, el 19 de julio de 1800. Sus primeros pasos en la milicia los dio en el ejército español, ya que su padre era un rico comerciante del País Vasco (España). Sin embargo, pronto decidió alistarse en los ejércitos independentistas, para luchar en favor de los países latinoamericanos que esperaban su emancipación sobre el imperio hispano.
Su lealtad, compromiso y talento, hicieron que ocupara un puesto muy influyente en las filas militares y, de hecho, era admirado por muchos de sus superiores, como es el caso de 'El Libertador', Simón Bolívar.
Con tan solo 23 años fe ascendido a Coronel y Comandante General, calidad con la que viajó a Ecuador e ingresó en la provincia de Pasto, una entidad administrativa de la Gran Colombia donde imperaba el monarquismo español. Ésta se encontraba en permanente convulsión debido a la disconformidad de sus habitantes, de forma que fue destinado allí para pacificarla.
Lo consiguió sin persecuciones ni matanzas en favor de una inteligente estrategia de concesiones territoriales. Además, durante los años 1828 y 1829 participó en defensa de los derechos territoriales del Distrito del Sur (Ecuador) de la Gran Colombia frente a las incursiones de Perú, logrando su ascenso al grado de General de División debido a sus contribuciones estratégicas en favor de la victoria del Mariscal Sucre frente a las tropas peruanas en Tarqui.
Fue en 1830 cuando llegó a la cumbre de su vida profesional político-militar, cuando fue nombrado el primer Presidente del Ecuador, un cargo que repitió en dos ocasiones más hasta que fue obligado al exilio en 1845 tras haber sido derrotado en la Revolución del 6 de marzo.
ECUADOR A PARTIR DE 1830
El 22 de septiembre, con el general Juan José Flores como Jefe Supremo del Gobierno, se promulgó la primera constitución ecuatoriana, donde los departamentos de Azuay, Guayaquil y Quito quedaban reunidos formando el Estado del Ecuador.
Cabe destacar que la emancipación del país estuvo marcada por el conflicto social y regional, además de las malas comunicaciones entre las zonas, algo a lo que no ayudó tampoco la actitud de Flores, quien fue acusado por diversas asignaciones de pagos de sueldos a funcionarios públicos, beneficiando a los más ricos y perjudicando a los funcionarios de niveles más bajos.
En general, su administración económica fue nefasta de manera que, incluso, algunos batallones del ejército se sublevaron por falta de retribuciones económicas. Las obras públicas fueron escasas, al contrario de las deudas monetarias del país, que alcanzaron valores muy altos a nivel internacional.
Flores estuvo cuatro años en el Gobierno de Ecuador, cuando dio paso al guayaquileño Vicente Rocafuerte en la administración del territorio, quien estaba apoyado principalmente por los comerciantes y banqueros del litoral. Éste propuso una apertura comercial, la defensa de la libre empresa y el anticlericalismo, algo que no funcionó de manera correcta en la elite que devolvió al poder al militar venezolano en 1839.
Con su vuelta al mandato presidencial, Flores estableció una nueva Constitución que fue ampliamente rechazada por diferentes sectores. Lo hizo en 1843, cuando propuso una carta magna en la que se perpetuaba su poder, un escrito que recibió el nombre de 'Carta de la esclavitud' por parte de sus detractores, que pronto empezaron a sublevarse.
La represión de dichos movimientos dieron lugar a los inicios de la Revolución marcista que estalló el 6 de marco de 1845 en Guayaquil y continuó con la firma de un acta en el que se declaraba que se anulaba la autoridad de Juan José Flores, formándose tres gobiernos provisionales formados por Vicente Ramón Roca (Guayaquil), José Joaquín de Olmedo (Quito) y Diego Noboa (Azuay).
DESCENSO Y MUERTE
Ya desde el exilio, Flores tramó una invasión a Ecuador con el apoyo económico de la Reina regente de España, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, quien quería que su hijo Agustín Muñoz y Borbón fuera colocado en el trono ecuatoriano. La intentona fue reprimida con dureza y el militar volvió a exiliarse.
Vivió por un tiempo en Costa Rica y más tarde visitó su país natal para mediar en los conflictos suscitados entre liberales que apoyaban a José Tadeo Monagas y los conservadores, bajo el mando de José Antonio Páez. Tampoco tuvieron éxito sus intenciones y viajó a Perú para después volver a asentarse en Ecuador.
Allí, dio su apoyo al bando conservador del régimen del presidente Gabriel García Moreno --quien, en sus inicios, estaba en contra de Flores-- y participó en el bando quiteño durante la Guerra Civil acontecida entre 1859 y 1860 como comandante.
En 1964, Flores viajó al Golfo de Guayaquil para combatir en una expedición del expresidente José María Urbina, lugar donde recibió un tiro en el vientre del que nunca se recuperó. Ocurrió durante el Combate de Santa Rosa.
Falleció el 1 de octubre cuando viajaba a bordo del barco de vapor 'Smirck', cerca de la Isla Puná. Su muerte fue celebrada en todas las provincias del país en su honor, debido a que el presidente García Moreno lo ordenó mediante un decreto ejecutivo el 8 de octubre de 1884.
Se establecieron, por tanto, tres días de luto entre los funcionarios públicos y los militares y la memoria de su figura quedó convertida en un mausoleo de mármol cuya inscripción decía: 'Al padre de la Patria, el pueblo agradecido'.
Desde ese momento, sus restos mortales descansan en la cripta presidencial de la Catedral Metropolitana de Quito, junto a los de su esposa Mercedes Jijón de Vivanco y otros personajes importantes en la historia del país, como Carlos de Montúfar, Antonio José de Scure o Gabriel García Moreno.